Ana Medina
Continuando con la idea de la semana pasada sobre los niveles educativos, la idea de hoy es retomar lo que representa el grueso de educación básica, esto es educación primaria; pero con el calor infernal de esta semana y las mil recomendaciones para prevenir golpes de calor (esta expresión me recuerda un poco el pensamiento literal de los niños con TEA porque se siente como te golpea en la cara cuando entras de un espacio abierto a uno cerrado y viceversa; ya sé que no significa eso pero no me interesa, como especialista siempre me ha parecido fascinante este tipo de pensamiento). Volviendo al tema, uno se desvía un poco cuando de calor se trata.
Entre las recomendaciones para el clima extremo la SET sacó un comunicado muy oportuno, más incluso que cuando las inclemencias son por frio, pero como ya lo dije alguna vez en una columna sobre la comprensión de lectura, dicho comunicado resultó ser un tanto ambiguo o más bien cada quien entendió lo que quiso.
Las redes se llenaron de detalles sobre la suspensión para jueves y viernes, y los medios amarillistas no atendieron ninguno de los puntos sobre la posibilidad de trabajo en línea.
Y es que desgraciadamente como en muchos temas educativos, el punto son los detalles; la diversidad de contextos es tan marcada que no es lo mismo tomar clases en una escuela pública del centro de ciudad victoria con todos los servicios, salones climatizados, padres con transporte (no estoy diciendo que el privilegio sea malo simplemente que también es sabido que algunos se atrevieron a suspender clases) a una escuela multigrado por ejemplo en un ejido de la zona conurbada con techo de lamina y donde los niños tienen que caminar de la escuela a casa a pleno medio día con 40 grados a la sombra (no estoy diciendo que suspendan, no me correspondería).
En este sentido, ¿quién es directamente responsable de esta toma de decisiones?
Como docentes estamos muy acostumbrados a esperar indicaciones de la autoridad, pero es lógico que en estos temas debería aplicar el sentido común. Porque desde que se anuncia el aumento de temperatura y la recomendaciones de la Secretaria de Salud giran en torno a no exponerse al sol, los maestros ¿siguen dando educación física?
Y entre más veo redes sociales con temas magisteriales, más me doy cuenta que nos estamos quedando sin sentido común. Son mil quejas pero acciones pocas.
En primarias ha habido niños con narices sangrando después de recreo. Niños desmayados después de honores. Pero en algunos contextos sigue preocupando más el las calificaciones de fin de ciclo, la organización de las graduaciones y los festivales que faltan para que acabe el ciclo.
Y es que si volteamos a ver a las escuelas primarias son demasiadas las actividades que se llevan acabo a lo largo de un ciclo escolar: concursos, olimpiadas, retos, exposiciones. A veces pareciera que los maestros de primaria de paso enseñan a leer y escribí entre tanta actividad.
Pero bueno… la idea es que como docentes tengamos una voz con esta locura de planes analítico y sintético podamos decidir realmente lo que queremos enseñar en las escuelas. Pero tampoco está tan claro.
Por lo pronto, las recomendaciones para el calor se extienden a todos los niveles de educación básica una semana más, y aunque el verano va empezando las clases siguen sin que se acerque su fin.
Especulaciones muchas, deseos más… pero las realidades siguen en manos de las autoridades de la SEP. ¿Habrá algún ajuste?
Que alguien les avise que más no siempre es mejor… y que calidad (aunque ya no nos guste esa palabra) no es solo cantidad. El calendario no es responsabilidad de los docentes pero si nos consta que los problemas de estas semanas corresponde hacer algo al rea cada uno de nosotros.