María José Zorrilla
Ante la apoteósica manifestación de la marea rosa ayer domingo se desprenden muchas formas de analizarla. La primera es la pérdida de objetividad. No es nada nueva esta elástica manera de contabilizar las personas que caben en el zócalo según el gobierno en turno. Ha sucedido con los gobiernos anteriores y está sucediendo ahora con los funcionarios de Morena. Lo que más llama la atención es cómo el ser humano pierde con tanta facilidad la capacidad de analizar las cosas con la cabeza fría. Las primeras cifras arrojadas por la policía capitalina, hablan de 95 mil, los contrarios creen que se acercaron al millón. Cifras tan dispares marcan ya en sí las diferencias ante la próxima elección. En alguna ocasión López Obrador llegó a decir que si la oposición llenaba el zócalo se iría de palacio. No es la primera vez que se llena de rosa, aunque ahora hay que reconocer que no podía llenarse completamente por el plantón del CNTE al que se le pidió desde las más altas esferas no abandonar el zócalo a cambio de un aumento del 10 por ciento. Una transacción jugosa para ambas partes que evidentemente no comulgan con los “aspiracionistas”. Con la clase media, con quienes no desean vivir de dádivas para quedarse estancados. Con gente de trabajo que busca y desea trascender el círculo de la pobreza, la ignorancia y el conformismo para generar una sociedad más educada, más productiva y más saludable.
Acabo de presentar un trabajo de investigación sobre la antropología social del turismo y me preguntaba qué tal si le entramos, aunque sea a la ligera a la antropología política, ciencia que ya no sólo se dedica analizar las sociedades que cuentan con un gobierno evidente, sus principios y estructuras, sino también a desmenuzar las formas de cómo se ejerce y cómo se distribuye el poder. Lo acontecido ayer domingo es una clara muestra de lo que es el hartazgo ante el ejercicio del poder dedicado a denostar, dividir y clasificar a los mexicanos en buenos y malos, en ricos y pobres, en liberales y conservadores. Dividir y silenciar mediante la persecución política, mediante amenazas a medios de comunicación, humillación a periodistas, intelectuales y empresarios, hacer oídos sordos a los reclamos de tantos mexicanos que les ha tocado vivir lo peor de la negligencia en el caso de niños y mujeres con cáncer o los que les ha tocado perder seres queridos a manos de la delincuencia y reclaman justicia y los cuerpos de sus hijos. Otro signo de alerta es todo lo que hicieron para obstaculizar las manifestaciones de ayer. En Nuevo León Samuel inventó un festival musical en la Macroplaza y los manifestantes tuvieron que cambiar de lugar y en el zócalo se pusieron todo tipo de contratiempos para evitar que la marea rosa llegara al zócalo. Entendemos la contingencia ambiental y el no circula por la ola de calor, entendemos que el CNTE ha sido una fracción en continuo conflicto con la autoridad para llevar agua para su molino, presionar en los momentos más críticos y luego darse la mano y golpear a quien el gobierno les indique. Lo que no se entiende es que coincidan tantos elementos para bloquear casi todos los accesos al zócalo e impedir que la gente pudiera pasar. Ante los hechos se hizo aún más evidente que la gente quiere un cambio. No sólo López Obrador se ha de haber quedado con la boca abierta, los propios del CNTE veían con incredulidad como la marea rosa inundaba lo que se consideró el recinto sagrado por excelencia de Morena. La plaza más grande de América latina donde late el corazón y la vida del país se llenó de esperanza, cambió de manos y de color. Estamos ante un fenómeno interesante donde tres partidos antagonistas antaño se han sumado al clamor ciudadano que busca salir del anonimato del falso bienestar. Nadie niega la necesidad de crear una conciencia social, pero AMLO está dejando un pésimo legado como un líder caprichoso y revanchista en los linderos del totalitarismo. Un líder que prometió honestidad y ha habido mucha corrupción, igual o peor que ayer. Ante esta realidad la sociedad ha dicho basta, haber que dicen las urnas el 2 de junio.