Rogelio Rodríguez Mendoza
La gran mayoría de los agricultores de Tamaulipas, como los de otras muchas entidades del país, están enfurecidos con el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Hay razón de sobra para ello: abrió la frontera a la libre importación de maíz amarillo, de países como Brasil y Argentina, lo que ha saturado el mercado nacional y desplazado a los productores nacionales.
La consecuencia es que, los industriales están prefiriendo comprar el maíz de importación y desprecian el nacional. Es normal, porque el maíz que proviene del extranjero se vende hasta en 3,500 pesos la tonelada, casi mil pesos menos que la tonelada del que se produce en entidades como Tamaulipas.
El hecho es posible porque el grano de importación no paga arancel y entonces se puede vender a menor precio.
“Con eso el gobierno federal nos está partiendo el hocico”, acusa, enfurecido, Marco Antonio Garza, presidente de la Unión Regional Agrícola del Norte (Uran), una de las organizaciones más importantes de Tamaulipas y del país.
Denuncia que, por culpa de esa decisión del gobierno lopezobradorista, existen alrededor de 22 mil toneladas de maíz amarillo que llevan meses almacenadas en bodegas del norte del estado.
“Nadie nos quiere comprar. Prefieren comprar el maíz de Brasil, por barato, a pesar de que es de muy mala calidad” se queja.
Los agricultores han tocado puertas en las distintas instancias del gobierno, pero nadie les hace caso. Ellos mismos han tenido que hacer gestiones ante empresas del ramo para buscar ayuda, pero no les dan muchas esperanzas.
La preocupación para los casi 300 agricultores afectados es que no van a poder pagar sus créditos y terminarán en cartera vencida. No les queda mucho tiempo, por lo que hay desesperación en muchos de ellos.
Ante ese escenario, Garza advierte que va a haber consecuencias políticas.
“Todo el campo de Tamaulipas está en contra del gobierno federal. Hay mucho enojo, indignación, y eso se va a reflejar en la votación. La gente se va a desquitar ese día” asegura.
El enojo de los agricultores tamaulipecos con López Obrador no es nuevo. Data prácticamente desde el arranque de la actual administración federal cuando el Presidente ordenó desaparecer todos los programas de subsidio al campo. No les dejó ninguno.
Desde entonces, se han dado una sucesión de decisiones gubernamentales que han venido agrandando el malestar de los campesinos.
“No queremos promesas de novios adolescentes. Queremos ayuda real porque de promesas no comemos. Y sobre todo queremos la ayuda, ya. La ayuda era para ayer” advirtió, en febrero del 2021, Rogelio Ortiz Moreno, presidente de la organización “Campesinos Unidos de San Fernando”, cuando le reclamaban a la federación ayuda para compensar los daños causados al campo por una helada.
“Ha sido el peor sexenio para el campo de Tamaulipas. El presidente nos engañó porque en campaña nos generó la expectativa de que nos iba a ir muy bien y ocurrió todo lo contrario”, nos dijo a su vez, Agustín Hernández, otro de los lideres agrícolas del norte del estado.
Por eso, ahora los productores de Tamaulipas esperan con ansias que llegue el dos de junio para cobrar la factura al gobierno federal.
Frente a ello, Morena tendrá que trabajar finito para evitar consecuencias electorales desastrosas el dos de junio. No será tarea fácil porque el campesino difícilmente olvida los agravios. Y menos cuando han sido cinco años de agravios.
ASI ANDAN LAS COSAS.