marzo 3, 2025
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Joel Balderas

Nos hicieron ‘manita de puerco’

febrero 5, 2025 | 126 vistas

Joel Balderas

 

En México decimos que alguien “hace manita de puerco” cuando obliga a otro a hacer algo contra su voluntad.

Y justo eso es lo que el presidente Donald Trump ha hecho con México y Canadá en sus primeros días de su segundo periodo a cargo del gobierno de los Estados Unidos pues su estrategia fue imponer de inmediato un arancel del 25 por ciento a las exportaciones de estos países para presionarlos a reforzar el combate al narcotráfico y, sobre todo, a la distribución de fentanilo que llega, según lo dice él, por las fronteras de ambos países.

Si esta medida se ponía en marcha, el impacto económico habría sido enorme. México y Canadá dependen mucho del comercio con Estados Unidos, especialmente en la industria automotriz, agrícola y manufacturera. Un arancel de este tamaño habría encarecido productos, afectado empleos y frenado el crecimiento económico. Pero más allá del daño financiero, Trump dejó claro quién manda y forzó a sus vecinos a aceptar sus condiciones de una manera ruda, pero efectiva.

Esta no es la primera vez que lo hace. En su primer mandato, ya usó tácticas similares para presionar a México con el tema migratorio. Ahora, el problema es el tráfico de drogas y, en especial, el fentanilo, una crisis que afecta a Estados Unidos, pero que también es resultado de la falta de control dentro de su propio país. Este punto fue señalado por la presidenta Claudia Sheinbaum en su respuesta.

México, ante la presión, terminó cediendo y aceptó reforzar sus acciones contra el narcotráfico, comprometiéndose a enviar diez mil militares a la frontera norte. A cambio, Trump suspendió los aranceles por 30 días, lo que representa solo un respiro temporal y no una solución definitiva.

Seguramente, este será solo un periodo de prueba para ver si se cumplen sus demandas.

El problema es que, si México y Canadá aceptan esta forma de presión, estarán dándole a Trump la oportunidad de repetir la estrategia en el futuro. Pero si resisten, podrían enfrentar duras consecuencias económicas y políticas, especialmente México, que en este 2025 vive un año clave de transición gubernamental.

Este tipo de presión no es exclusiva de Trump. Muchos líderes en el mundo han usado tácticas similares para manipular a otros países y conseguir lo que, de otra manera, no podrían. Desde sanciones económicas hasta amenazas diplomáticas, estas estrategias buscan someter a los gobiernos. El reto está en defender la soberanía sin caer en la trampa de la sumisión forzada.

Más allá de esta lucha de poder y de “jugar a las vencidas” con una potencia mundial, es importante recordar que México, Estados Unidos y Canadá no solo comparten relaciones comerciales, sino también una extensa frontera y múltiples intereses comunes.

En este contexto, vale la pena reconocer la respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum y del primer ministro Justin Trudeau. Ambos reaccionaron con rapidez a la presión de Trump, protegiendo los intereses de sus países.

Si bien fueron prácticamente obligados a actuar, también aprovecharon la oportunidad para exponer sus propias posturas ante el gobierno estadounidense. Su habilidad para negociar sin ceder por completo permitió que sus naciones mantuvieran su dignidad diplomática y buscaran acuerdos más justos para ambos. Este tipo de liderazgo demuestra la importancia de actuar con inteligencia y rapidez en situaciones de presión internacional.

La política internacional es un juego de fuerza donde el más poderoso siempre impone su voluntad y el más astuto encuentra la manera de resistir sin entrar en conflicto y de saber jugar mejor sus cartas para proteger los intereses de su nación.

Al final, cualquiera sucumbe a una “manita de puerco”.

Nos leemos la próxima.

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