La lengua española es una de las más bellas del mundo; adulterarla no es señal de evolución, es síntoma de decadencia.
En los últimos tiempos ha surgido una controversia sobre el manejo del idioma: lenguaje inclusivo, palabras costumbristas, caló, regionalismos etc. A eso le agregamos que los medios electrónicos han desvirtuado el idioma de mil maneras: “ke” en lugar de “que” mail en lugar de correo, muchas barbaridades surgidas de la degradación del idioma español.
Indudablemente la adulteración del idioma, es producto programas educativos pobres en la materia, fenómeno que se ha dado desde muchos años atrás, reduciendo los contenidos, pero… ¿aceptar que barbarismos sean vistos como válidos? Dijistes, vistes, fuistes, pos, éranos, habíanos y más, eso, es un insulto a la educación. Hay quienes, en defensa de tales barbaridades, insisten que la lengua española está viva y evoluciona, es cierta tal aseveración, es aceptable y valida, pero en el caso que nos ocupa, no se trata de evolución sino de involución.
Considerando que el idioma español, es hablado por 540 millones de personas en el planeta, no es posible que un país, que intenta crecer en lo cultural, denigre su propia lengua y pretenda considerar que es evolución el retroceder. Es necesario tener conciencia y entender que, a un individuo o grupo humano, se le cataloga por su forma de actuar, de pensar, de conducirse y de hablar. A través de las palabras, se manifiesta el pensamiento de acuerdo al nivel cultural del individuo. En la actualidad, la educación debe pretender la integración de los mexicanos a un mundo globalizado donde se habla un español universal, propio de mentes intelectuales, donde no caben los regionalismos y vicios. De por sí en lo económico México ha caído al puesto cincuenta y cinco, después de ser la economía doce entre los 194 países reconocidos por la ONU. Ahora con la denigración del idioma, ¿cómo catalogarían a la nación a nivel mundial?
Es importante considerar que el fanatismo, en cualquiera de los ámbitos, nubla el intelecto y dificulta el camino para abrirse a la universalidad del conocimiento.
Ya en el renacimiento, se pasó por eso, el escolasticismo, fue vencido por el racionalismo, y así empezó a decaer el oscurantismo que prevalecía, para dar paso a la lógica y a la razón.
El Discurso del Método de Renato Descartes, vino a arrojar luz para abrir las mentes obtusas.
El dogma y el adoctrinamiento de las masas, han sido a lo largo de la historia, una medida para dormir conciencias y poder dominarlas, al hundirlas en la mediocridad del conocimiento, para ser manejadas con facilidad.
Nuestro país no está solo en el mundo, pertenece a una plataforma internacional de naciones que pugnan por el progreso y dimensionarse en el mundo de la cultura, elevando su nivel a base de conocimientos en todos los aspectos, y la forma de manifestarlos es por medio del idioma hablado o escrito en todos los medios a su alcance.
Prefiero no imaginar cómo catalogarían a una personalidad mexicana expresando en un foro internacional: “Pos cuando tábanos planeando este encuentro…”
E l objetivo de un sistema educativo de cualquier nación progresista, se encamina al crecimiento del pueblo, para encaminarlo a la superación, la equidad y vencer la estratificación de grupos. Etiquetar de “fifis” y de “chairos” a ciertos sectores, es profundizar barreras, alentar la ignorancia y la mediocridad, generando, violencia.
Los modelos a seguir, si se quiere progresar es mirar hacia los pueblos que poseen mayor desarrollo, y no a la validación de un manejo inadecuado del idioma.
México requiere de mexicanos que, en lugar de agachar la cabeza, levanten la espalda, se yergan para poder mirar perspectivas universales y sentirse capaces de vencer retos en cualquier campo y para eso, se requiere la profesionalización del conocimiento, dimensionarse como seres capaces de aprender y competir en el mundo en cualquier ámbito sin desventajas. La cultura y el conocimiento dota al ser humano, de un poder intrínseco que nadie podrá arrebatarle y se adquiere por medio de la preparación y la autoestima.
Los mexicanos valemos mucho. Defendamos la dignidad que costó doscientos años conquistar y aún falta mucho camino por recorrer. La visión debe ser hacia un futuro mejor, nunca retroceder en la marcha. El libro de la historia está abierto y en manos de todos, la pluma para escribirla. Por el uso y la práctica de un idioma pulcro, universal y progresista. Mexicano, ¡Despierta!