María José Zorrilla
He descubierto recientemente el movimiento llamado Sober Curious a raíz de una decisión personal de no consumir alcohol o hacerlo lo menos posible por cuestiones de salud y bienestar. Más me sorprendió leer que la generación Z y los millennials consumen menos alcohol que las generaciones anteriores. Es gratificante conocer estos datos al erróneamente asociar a las nuevas generaciones como grandes consumidores de estimulantes con más tentaciones y sustancias mucho más nocivas y peligrosas que el alcohol y mariguana de nuestros tiempos. Para mi sorpresa el hashtag #sobercurious cuenta con millones de likes y en tiktok y twitter los jóvenes mencionan el tema de la sobriedad frecuentemente. El nombre de Sober Curious se le atribuye a la periodista y escritora Ruby Washington autora en 2018 del libro que precisamente se intitula “Sober Curious” en el que sugiere replantearse la relación con la bebida. Se trata de un movimiento que refleja algo más profundo que simplemente no querer despertarse con tremenda cruda. Ayuda a romper los estigmas que tanto tiempo se han planteado sobre la sobriedad al no tener que haber necesariamente un problema de alcohol, sino en reconocer los sorprendentes efectos de dejar de beber. En mi caso no me lo prohibió nadie, aunque los doctores siempre sugieren bajar el consumo, pero por un problema de fibrilación auricular decidí desde el pasado mes de marzo no solo reducir el consumo de alcohol, sino prescindir de él en la medida de lo posible. En la cerveza sin alcohol he encontrado un gran sustituto para ocasiones sociales en las que la presión indirecta por tomar es bastante, aunque cada vez encuentro más respeto por los que no tomamos, indistintamente de la causa u origen. Cuando planeaba mis vacaciones en el verano me preguntaba cómo sería pasear por Picadilly, Champs Elisees, o ir al Oktoberfest sin tomar nada y mi sorpresa fue enorme al descubrir que, en Europa, al menos en los siete países que visité la cerveza sin alcohol es ya un “must” en pubs, restaurantes e incluso en el popular Oktoberfest de Munich. No hay lugar por pequeño o lujoso que sea que no ofrezca bebidas sin alcohol. Los movimientos de no tomar siempre han existido, pero en escala menor como la AA, pero esta nueva tendencia tiene sus inicios en una campaña realizada en Gran Bretaña en 2013 por la Organización Alcohol Change UK con el objetivo de reducir el consumo de alcohol en el Reino Unido durante el mes de enero después de las fiestas decembrinas. El éxito ha sido tal que cada año hay más gente que se apunta a no beber ni gota después de los excesos navideños. En algunos artículos sobre el tema incluso dan marcas y precios de ginebras sin alcohol, daiquiris sin alcohol, vino espumoso sin alcohol y orgánico. Y casualmente hace un par de días salió un artículo en El País sobre Tom Holland el popular actor británico que interpreta el hombre araña que después de un Dry January en 2022 se fue planteando la necesidad de dejar de tomar e incluso dejó redes sociales por un tiempo para cuidar más su salud. Cuando descubrió la cerveza sin alcohol fue tal su emoción que ahora ha lanzado su propia marca, retomó las redes y en Instagram tiene más de 60 millones de seguidores, pero nunca pensó encontrar algo que le apasionara tanto como este proyecto de su línea de cerveza sin alcohol. Rápido, me identifiqué con su emoción y desgraciadamente en México me he encontrado que son pocos los lugares que ofrecen esta opción e incluso he comentado que me convertiría en distribuidora de esta bebida con tal que la hubiera en todos lados. Con una tradición que se dice empezó desde los 70, es inobjetable que esta bebida es una muy buena opción para quienes no desean tomar tanto, para quienes han dejado el alcohol, pero gustan del sabor que es casi idéntico y hasta diría mejor. En Alemania es increíble el tremendo auge de la cerveza sin alcohol. Algunos productores no se dan abasto de la gran demanda que en muchos lugares ya llega al diez por ciento del consumo y se considera que próximamente llegará hasta el 20 por ciento. Ojalá México se apunte con esta iniciativa. Bajaría el número de accidentes, la violencia y las enfermedades derivadas del consumo de alcohol.