José Inés Figueroa Vitela
Será muy difícil que el PRI y el PAN logren refundarse y reivindicarse como opción electoral para los tamaulipecos, prolongando su existencia en el nuevo siglo, si el arranque se considera con el tiempo de su aparición.
En el aquí y ahora, la estocada que les dio el sujeto -léase FRANCISCO JAVIER GARCÍA CABEZA DE VACA- que usó sus siglas y sus estructuras, para acceder al poder y al presupuesto tamaulipecos con aviesas intenciones, fue mortal por necesidad.
Aunque al momento de redactar la presente opinión, aún no fluían los resultados preliminares de la elección, ni las encuestas de salida habían dado luz en ese horizonte, el sentimiento de rechazo, a quienes durante casi un siglo tuvieron la oportunidad de servir al pueblo y al final lo desperdiciaron, permeaba en el ambiente.
Los trascendidos de aquellos estudios demoscópicos anunciaban que, en efecto, el Plan C había funcionado, mandando a los eternos partidos tradicionales del pasado siglo, al sótano, en el nuevo orden electoral doméstico y nacional.
El operativo de coacción al voto, mediante la compra, el amedrentamiento y la persecución de los actores políticos del partido en el gobierno, resultaron abortados por el imperio de la ley y el orden.
La jornada electoral transitó, desde su arranque, sin mayores incidentes y en el primer corte, la única queja de la oposición panista, era en el sentido de que, en el municipio de Nuevo Laredo, había elementos de la milicia en algunas casillas, “en plan intimidatorio”.
Lo cierto es que las autoridades, todo el tiempo coordinadas, por igual en los distintos órdenes de gobierno, como en los poderes y las instancias jurisdiccionales, con las electorales, con mucha antelación identificaron las situaciones de riesgo que pudieran darse, disponiendo acciones preventivas y reactivas, para acotar la distracción de las primicias de la jornada comicial.
Ni la estrategia del miedo articulada desde lo más oscuro de la operatividad opositora y hasta los operativos de compra del voto, que también habían dejado evidencias de estarse fraguando, parecieron haber trascendido de manera significativa, hasta lo que se conocía, transitada la mitad del tiempo de apertura de las casillas.
De Nuevo Laredo lo que se sabía era que presuntos integrantes de los grupos proscritos, habían andado amenazando a simpatizantes de la reelección municipal morenista, destruyendo su propaganda, al tiempo que promovían a la candidata a la alcaldía postulada por el PRIAN.
Por eso, cuando se escuchó la queja por la presencia militar en la jornada electoral, de parte de la representación panista, ya se sabía el motivo y las consecuencias.
Lo de la apertura tarde de casillas, sustitución de funcionarios, y algún hecho aislado de voto sin credencial de elector, o sin estar inscrito en la lista nominal, fueron los mismos que en cada elección se han dado, con mayor o menor incidencia una respecto de otra, pero en un nivel infinitesimalmente menor al del universo de ciudadanos votando, como para descartar eso como motivo del desvío de la voluntad electoral pura y llana.
Desde muy temprano, se formaron largas filas de ciudadanos en las casillas, anunciando una copiosa votación para la jornada, aunque en algunos lugares pareció deliberada la lentitud del fluido de los votantes, provocando que algunos de ellos, por variados motivos, de plano declinaran a su intención de sufragar.
Ciertamente, también incidió el hecho de celebrarse las elecciones concurrentes más grandes de la historia que, en el menor de los casos, como en Tamaulipas, representaba recibir, marcar, doblar y depositar cinco boletas en urnas distintas, más las altas temperaturas que obligaron, en la mayoría de los casos a meter la casilla en salones cerrados, con aire acondicionado y acceso “graneado” y lento.
Anoche mismo, con los primeros resultados preliminares y los momios producto de las encuestas de salida, se esperaban tendencias concluyentes para la mayoría de las elecciones en pugna.
Las plazas, donde se consideraba estuviera dándose una competencia cerrada, como para reservar las proyecciones hasta el cómputo oficial, eran más bien menores y en el caso de Tamaulipas punto menos que nulas.
Este lunes amaneceremos con alcaldes y cabildos, legisladores locales y federales, así como Presidenta de la República, virtualmente electos y electas, con una muy amplia base social.
Los actores políticos vigentes, los operadores y representantes de las distintas corrientes, estarán en su oportunidad de definir horizontes, pues el dicho de los ciudadanos en las urnas de ayer resultará contundente.
Será una lección con la que deberán trabajar en los periodos por venir todos los candidatos ahora electos y sobre lo que sus adversarios deberán plantear y replantear horizontes.
Quien no entienda el mensaje de las urnas del 2 de junio del dos mil 24, en el pecado llevará la penitencia.
Ya no habrá segundas oportunidades.
Veremos.