diciembre 12, 2024
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José Inés Figueroa Vitela

Nuevo orden en las minorías

agosto 15, 2023 | 408 vistas

El juicio de la historia nunca fue más expedito.

Hace mucho que el pueblo sentenció a la familia y cómplices del exgobernador de triste memoria, por la forma como se condujeron mientras ejercieron el poder público estatal, durante el pasado sexenio.

Armaron las leyes y la estructura jurisdiccional, a modo de garantizar impunidad a los tantos delitos cometidos, y en ello descansaron el cinismo con el que se condujeron y hasta hace poco lo seguían haciendo.

“Pero eso no lo pueden hacer indefinidamente”, se dijo repetidamente y a aquellos les entró por una oreja y les salió por la otra.

Los sucesos de inicios de semana, con el asesinato del escolta que tenía asignado, y dicen, usaba como chofer el ex y su familia, provocaron una serie de rumores, sobre los que se han dividido las opiniones.

Por supuesto, toda muerte es lamentable, por los deudos y siendo violenta, además, resulta condenable por la sociedad, en el plano general, aunque en las particularidades resultan otras las conclusiones.

En todo caso, es la Fiscalía General de Justicia del Estado, la que debe ponerse a hacer su trabajo y llevar las investigaciones, hasta sus últimas consecuencias.

Dejar en claro y sancionar, si esos, como los otros hechos de violencia propalados por las cajas de resonancia del panismo tienen relación, en una campaña orquestada, con la intención de generar inquietud entre la sociedad, para ver si eso les puede generar votos.

En Tamaulipas, como en otros estados del país, las autoridades han estado evidenciando cómo desde la oposición se han “fabricado” escenarios de inseguridad, con textos, fotos y videos que no corresponden al tiempo y el espacio declarado.

Son de otros lugares y fechas a las que se lauden, pues.

Con los desmentidos puntuales, las instancias gubernamentales han estado atacando las manifestaciones del delito, que es lo que ha provocado algunas expresiones de violencia reales, magnificadas por la misma oposición y con los mismos motivos electoreros.

Pero decía, sobre las generalidades, el caso particular aquel significa, a los ojos de la opinión pública, el acotamiento a los desplantes y excesos transexenales del pasado vergonzante, en campaña por el regreso de sus fueros.

Las advertencias veladas a través de las mismas redes sociales, son las que hablan del pase de facturas torcidas por “servicios no devengados” a los poderes fácticos de su tiempo.

Un campo nebuloso en el que las características  mentiras maquiladas en los spots, discursos y boletines, a través de medios hechos ex profeso, no tienen la menor trascendencia.

La historia ha vuelto a alcanzarles y han de afrontar las consecuencias.

Al Congreso Local -hablando de-, regresó el coordinador de la bancada panista, FÉLIX FERNANDO GARCÍA  AGUIAR, a confirmar esa proclividad a la mentira, negando lo irrefutable, sobre el despliegue violento por él encabezado, para asaltar este Poder y agredir a sus integrantes.

Las transmisiones en vivo de aquellos hechos, así como grabaciones audiovisuales y la multitud de testigos, no dejan espacio a la duda de qué fue lo sucedido, confirmando solo, en las palabras del MOYO, aquel perfil de mitómanos conferido a sus ascendentes políticos.

Andará con aquellos, el fin de su tiempo.

Conociéndolos, como los conocen, en su vida los tamaulipecos volverán a darles un voto, en el supuesto que logren mantener la usurpación de las siglas partidistas.

Precisamente en ello radica la coyuntura; el repliegue del cabecismo por estos días de trueno, será oportunidad para que los panistas recuperen su partido.

Y algunos priistas, sus aliados forzados, además, reivindiquen los derechos que por militancia y experiencia les corresponde, en el reparto de los espacios de participación electoral.

A golpe y porrazo, como ha sido su estilo, la banda de los cuernos torcidos ya se habían repartido las nominaciones de minoría y representación proporcional, sabiendo que en las de mayoría no tienen destino.

La historia cambió, en lo interno del PAN, como en la tambaleante alianza.

De uno y otro bando ya se andaban moviendo desde antes, contra las manifiestas pretensiones aquellas.

Hoy sus posibilidades son más firmes.

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