Claudia Vázquez
La vida diaria avanza al ritmo de la transformación que obliga la modernidad, de ahí que poco sorprenda, el avance de la tecnología y la llegada de cualquier cantidad de aparatos eléctricos y electromecánicos que facilitan el quehacer y el desarrollo del ser humano.
Sin embargo, hay algo que no cambia, o pareciera que así es, por lo menos en cuanto a México se refiere; la política y su desarrollo.
Las pruebas de ello se ven todos los días, cuando funcionarios o representantes populares recurren a las llamadas “cortinas de humo” para distraer la atención del ciudadano común, para ganar tiempo y “esconder” o minimizar situaciones que afectan el gobierno o encargo que representan.
Por ello es muy común ver o escuchar notas en medios de comunicación o en las mismas redes sociales, que “Fulanito”, fue acusado de malversación de fondos, o “Sutanito” es señalado por tráfico de influencias, o “denuncian” de presunto abuso sexual a perengano, entre muchas otras estrategias, por no decir artimañas, para desviar la atención del ciudadano.
Y esta práctica, tan vieja quizás como la misma actividad política, no termina por ser erradicada, pese a que todos los gobernantes en su momento y en calidad de opositores lo criticaron y descalificaron con denuncias públicas, tal y como se hace en estos tiempos.
A los políticos les ha faltado dar ese “brinco” en medio de la transformación, porque esa estrategia de “cortina de humo”, ya es un insulto a la inteligencia del mexicano, vaya del tamaulipeco, porque tienen que entender que los tiempos ya cambiaron, y que su palabra dejó de ser ley.
Que la modernidad permite precisamente que nada quede en lo “oscurito”, que las acusaciones en contra de sus opositores o las acciones impropias que se hagan, solo será cuestión de tiempo para que queden al descubierto y el costo será muy caro, porque crecerá el repudio y descrédito.
Prueba de ello, son las constantes alternancias que se están dando en todos los niveles, precisamente porque el robo, la mentira y la traición ya no tienen cabida en la actividad política, y cada vez que esto queda al descubierto, el elector se declina por una nueva opción, con la eterna esperanza de gobiernos y representantes serios y honestos.
Ahí están los cadáveres políticos del PRIAN…que vea, el que quiera ver…