Rogelio Rodríguez Mendoza
Además de reformar, crear, o eliminar leyes que sean necesarias para el beneficio de los ciudadanos, y vigilar el destino de los recursos públicos que se ejercen desde las dependencias de gobierno, una de las tareas o responsabilidades de los diputados federales es la de gestionar apoyos presupuestales para su entidad.
Durante los gobiernos priistas y panistas, muchos legisladores federales se distinguieron por esa habilidad de gestión a favor de los tamaulipecos, sobre todo para las ciudades de sus distritos.
Así, por ejemplo, a base de tocar puertas en la Secretarías de Hacienda, Gobernación, Agricultura, entre otras, o en paraestatales como Pemex, “bajaban” recursos extraordinarios para que los municipios pudieran mejorar los servicios públicos, bachear sus calles, o ejecutar programas extraordinarios en apoyo de los grupos más vulnerables.
Eso ocurría cada año. Cada diputado se esmeraba en gestionar recursos porque, además, eso le permitía congraciarse con sus representados, algo que después se podría traducir en votos para ir ascendiendo en la escalera del poder público.
Sin embargo, algo sucedió durante los últimos años que a los diputados federales se les olvidó, o de plano no les informaron, que dentro de sus responsabilidades está precisamente esa: la de gestionar.
En vez de ello, la mayoría, porque como en todo hay sus excepciones, se han instalado en la comodina posición de limitarse a acudir a las sesiones plenarias.
Incluso, hay algunos que, ni siquiera estando en posiciones relevantes en la Cámara de Diputados han traído al estado algún apoyo extraordinario.
Un claro ejemplo de ello es, Erasmo González, actual alcalde de Madero, quien a pesar de haber estado casi seis años al frente de la comisión de presupuesto y deuda pública, nunca fue capaz de allegarle al estado recursos adicionales a los que por ley le corresponde.
Vaya, ni siquiera se atrevió a oponerse a aquellos recortes presupuestales que fueron recurrentes durante el anterior sexenio.
En razón de todo lo anterior, ojalá que alguien les hiciera entender a nuestros representantes parlamentarios, que desde su posición pueden hacer mucho por los tamaulipecos.
Tienen tres años, que se pueden convertir en seis si logran reelegirse, para destacar y destacarse frente a los ojos de sus votantes, esmerándose en ir a tocar puertas en las instancias gubernamentales para “bajarle” dinero a los municipios.
Ojalá lo hagan. Es lo menos que esperaríamos de ellos los ciudadanos.
EL RESTO
Por cierto, esta semana será de mucho ajetreo en el Congreso del Estado.
Sobre todo, porque este miércoles el Pleno legislativo deberá darle entrada al proyecto de presupuesto y ley de ingresos del Gobierno del estado para el ejercicio 2025.
El paquete económico, que incluye también la miscelánea fiscal, debió llegar desde este martes al Congreso, porque la ley impone como fecha límite para entregarlo a los diputados el diez de diciembre, y para aprobarlo el 15 del mismo mes.
Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría en la anterior legislatura, esta vez Morena y sus aliados no tendrán problemas para aprobar las iniciativas correspondientes, por dos razones: una, porque les sobran votos para ello; y dos, porque la oposición no existe.
Como quiera que sea, el trabajo será intenso porque las comisiones legislativas deberán desahogar la propuesta económica del titular del Ejecutivo estatal, y seguramente serán programadas reuniones con la secretaria de Finanzas para que explique, a detalle, las “dudas” que pudieran surgir de los legisladores opositores.
ASÍ ANDAN LAS COSAS.