Rogelio Rodríguez Mendoza
No es la primera vez que Mario Delgado, el presidente nacional de Morena, es acusado de corromper el proceso de designación de las candidaturas en Tamaulipas. Hace tres años ocurrió lo mismo.
Por eso no sorprenden a nadie las acusaciones que le han “llovido” en ese sentido, luego de las designaciones de candidatos a las alcaldías de Madero, Matamoros y Reynosa.
En todos esos casos, los aspirantes y la militancia han descalificado el proceso de designación. Sobre todo, porque quienes resultaron electos han sido los peores perfiles.
Igual que hace tres años, existen sospechas de que hubo arreglos extramuros por la asignación de las candidaturas, lo que resultaría lamentable para un partido que promueve tres principios básicos: no robaras, no mentiras y no traicionarás.
El mayor repudio hacia Delgado, y particularmente hacia su emisario en Tamaulipas, el delegado del Comité Ejecutivo Nacional, Mario Llergo, se dio en Reynosa, por parte de los cuatro diputados locales que competían por la candidatura: Magaly Guillermina Deandar, Humberto Prieto Herrera, Marco Antonio Gallegos Galván y Armando Zertuche Zuani.
Basta leer algunos extractos de los videos que difundieron Deandar y Prieto, el mismo martes, luego de que Llergo anunció, en conferencia de prensa, la candidatura de, Carlos Peña Ortiz, para que busque la reelección.
“Delegado Mario: Morena en Tamaulipas tiene un jefe político. No se le olvide que Tamaulipas y sus decisiones son únicamente de los tamaulipecos. Sea hombre y sostenga lo que nos aseguró en esa reunión, que la decisión de que quien encabezaría la candidatura saldría de esa mesa, porque Reynosa necesita un cambio.
“No es usted un interlocutor válido, porque siendo yo mujer, me sobra lo que a usted le ha faltado para cumplir en ese acuerdo que, además, es palabra, señor”, expuso, indignada, Deandar.
Por su parte, Prieto mantuvo el mismo tono: “Primero que nada, fuimos engañados porque hace unos días el diputado Llergo nos dijo que, entre los diputados locales, con licencia, que somos cuatro, iba a salir el próximo abanderado a la presidencia municipal. Que los demás perfiles no podían ser representantes de nuestro partido.
“No, no nos representa el candidato que hoy usted anunció, y no solamente es mi sentir, es el sentir de todos y cada uno de la gente que vivimos y queremos a Reynosa…Hoy les pido y les exijo, al partido de Morena, a Mario Delgado y al diputado federal Mario Llergo, que recapaciten…”.
El enojo de los morenistas, con su dirigente nacional y con Llergo, es válido. Justificado. Sobre todo, porque, en el caso de Reynosa los cuatro diputados que buscaban la candidatura son los que más han metido el pecho por Morena en la defensa de aquellas iniciativas que más interesan al partido. Cualquiera de ellos merecía la candidatura.
Pero no se trata solamente de la sospecha de corrupción en el proceso de selección de los candidatos. El daño va más allá, porque la injerencia del CEN morenista en las definiciones de las candidaturas de la elección local lastima la imagen del jefe político del partido en el estado, el gobernador, Américo Villarreal Anaya.
Se entiende que Mario Delgado, en su calidad de presidente nacional del partido, lleve mano en la designación de los candidatos a las diputaciones federales y las senadurías, ¿pero porque hacerlo con las candidaturas para alcaldías?
Será muy interesante saber cómo van a reaccionar los mandos morenistas en el Estado. La lógica indica que debería venir un manotazo desde palacio de gobierno. ¿Lo harán? Si no hay reacción, se corre el riesgo de que la fractura interna se agrande.
ASI ANDAN LAS COSAS.