Ana Medina
Un tema importante para bien y para mal en la vida docente es el salario.
Si bien es cierto que no tenemos los mejores sueldos, también es verdad que fuimos de los pocos que en la pandemia no tuvieron que preocuparse porque el sustento de ellos y de su familia se viera afectado.
Es verdad que es fácil ver problemas administrativos en cuestión de pagos, pero también es muy conocido la mala habilidad financiera que tenemos los docentes.
Entonces, ¿qué pasa con los sueldos de los maestros?
Por una parte en abril/mayo se supone que hacemos una declaración para el S.A.T. pero los maestros estamos acostumbrados a que la Secretaría de Educación (el patrón) lo haga por nosotros.
Algunas personas tienen la opción de hacer los tramites para tener una devolución sobre todo ahora con este mundo de redes sociales es más común que hagamos nuestra declaración con apoyo de un contador, pero la verdad es que en la normal no nos enseñan nada de educación financiera.
Considero que es una de las áreas de oportunidad de los planes y programas de los formadores de los docentes puesto que salimos al mundo laboral y no tenemos idea de lo que son los impuestos al trabajo o como pagar menos impuestos o cuáles son nuestras responsabilidades financieras.
En lo personal la declaración patrimonial era algo que se lo dejaba a los mandó altos; sin importar mucho ingresos o patrones (cosa que va contra la ley) pero ya que la Secretaría Educación Pública en este caso la SET hacer nuestra declaración.
Por otra parte ¿qué pasa con los pagos de vacaciones?
Estamos acostumbrados a que dos quincenas se adelantan y este pago se disfruta los primeros días al periodo vacacional, pocos son en realidad los maestros previsores que guardan sus quincenas y que lo que debería de ser que el pago o el cobro se haga el día que corresponde el día 15 o el día primero el día 30 de cada mes.
Como en el caso de esta Semana Santa, en que estos últimos días correspondería el pago de la quincena de la primera quincena de abril cosa que no es así y entonces nos encontramos con muchos docentes foráneas pidiendo prestado o simplemente quejándose que no tienen cómo volver de “su casa” a su lugar de trabajo (a mí no me ha pasado).
Otro periodo igual es en invierno solamente que en diciembre tenemos la segunda parte del aguinaldo; los maestros no sufrimos la tan mencionada “cuesta de enero”, puesto que nuestros pagos, nuestro salario, nos permite tener una solvencia económica durante los primeros meses del año; sin embargo, en este periodo vacacional (SS 2023) hay que considerar que el pago se va a realizar hasta el 30 de abril 27 para ser exactos.
Obviamente hay grados en los que se da educación financiera dentro del programa de matemáticas y se ha tratado de implementar algunos programas en este rubro para los niveles de educación primaria. Pero es verdaderamente tangible cómo en este sentido el maestro no puede enseñar algo que no sabe.
Claro que hay maestros que son excelentes con sus finanzas, excelentes con sus inversiones o que tienen negocios alternos, pero en su mayoría vemos las quejas sobre los bajos sueldos.
Nunca faltan las quejas y en muchos casos se refieren a una mala administración. La más irrisoria es que comentan “no me llega nada en el cheque” cuando comprobamos que se tienen seis préstamos de SARTET, uno del ISSSTE y otros tantos de financieras y entonces el cheque del quejoso llega en ceros, pero es un sueldo que ya se disfrutó, que ya se gastó y que esto es una de las bondades del magisterio; sin duda.
Hay una frase que habla sobre “vivir para trabajar o trabajar para vivir” la verdad es que ninguno de las dos frases me agrada del todo; lo que sí es importante es que el docente debe tener un sueldo de acuerdo a las funciones que desempeña muchos casos no está bien distribuido. Sin embargo, también es indispensable reconocer la necesidad de educación financiera para el magisterio.
¿Quién se apunta?
