noviembre 21, 2024
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Rogelio Rodríguez Mendoza

Perdimos al Presidente

mayo 30, 2023 | 534 vistas

Rogelio Rodríguez Mendoza.-

El presidente, Andrés Manuel López Obrador, trae perdida la cordura y la lucidez mental. No es un insulto decir que ha enloquecido.
Solo así se explican sus declaraciones recientes, una para presumir, con timbre de orgullo, que los narcos respetan en los retenes a los servidores públicos de su gobierno; y otra para hacer una llamado, a esos mismos delincuentes, a que no sean tan violentos.
Cuando me enteré sobre ambas declaraciones lo primero que pensé es que se trataba de fake news, que en lenguaje pueblerino significa noticia falsa, de esas que tanto abundan en redes sociales.
Pero no. Cuando busqué, encontré fácilmente video grabada la evidencia de los exabruptos discursivos del jefe de la nación.
Tampoco son nuevos ni sorpresivos los desvaríos presidenciales, pero estará usted de acuerdo conmigo que conforme avanza su edad y se le agota el poder, el presidente se extravía mentalmente más.
A ningún gobernante, salvo al nuestro, se le ocurriría, y menos se atrevería, hacer esas manifestaciones públicas, sin riesgo de que se ponga en duda su salud mental.
Es absurdo que el jefe de las fuerzas armadas del país se sienta agradecido con los narcos porque respetan a los servidores de la nación en los retenes que instalan en las comunidades rurales.
En el colmo de las cosas, López Obrador presumió, a modo de anécdota, que, uno de los sicarios le reclamó a un siervo de la nación que su abuelita no hubiera recibido aún la pensión universal.
Este martes, para rematar y exponenciar la sospecha de que algo no anda bien con su salud mental, AMLO hizo un llamado público a los narcos para que no sean tan violentos.
Ya solo le falta que le pida a delincuentes que no maten tanta gente.
Es en estas manifestaciones del jefe de la nación, y de aquella otra de inicios de su gobierno, de que a la delincuencia hay que combatirla con abrazos, no balazos, que se explica el desbordamiento de la violencia delincuencial en México, y que ya convirtió al gobierno de la cuatroté en el más violento de la historia nacional.
Cuando todavía faltan 16 meses para que termine su mandato, López Obrador ya será recordado como el presidente que más muertes violentas tuvo en su mandato. De eso ya no se salva. En inseguridad pública ha sido mucho peor presidente que Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, a quienes tanto crítica y odia.
Con sus mensajes en forma de declaración, lo único que está haciendo es empoderar más a los narcos y todo el crimen organizado, y con ello aviva más el baño de sangre en que está inmerso el país.
Porque ¿que se imagina usted que piensan los narcos y toda la delincuencia organizada cuando oyen hablar de esa forma al jefe del gobierno que debería estar enfrentándolos?
Exacto: ven al mandatario como su cuate, como su aliado, y entienden su mensaje como una licencia para operar a sus anchas, como lo están haciendo en todo el territorio nacional.
Aunque no voté por él, cuando ganó la elección tuve la ligera esperanza de haberme equivocado desconfiando de sus capacidades, y albergué la esperanza de que pudiera ser un buen presidente.
Hoy, lamentablemente, a casi cinco años de su mandato, sólo puedo decir que este gobierno ha sido una desgracia para los mexicanos.
Ojalá que el próximo presidente, sin importar de qué partido salga, sea realmente alguien con la inteligencia y cordura suficiente para encausar al país por la ruta de la estabilidad. Que sea un presidente que pueda someter al monstruo de la inseguridad y que encuentre la inteligencia necesaria para que tengamos, como país, estabilidad económica y social.
La verdad, ya nos merecemos un buen presidente. No importa que sea de Morena, PRI o PAN.
Por lo pronto, lo que más nos urge es que transcurra el año cuatro meses que le restan a López Obrador como presidente. Es urgente que se vaya a su rancho, a descansar.
ASI ANDAN LAS COSAS.

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