Ma. Teresa Medina Marroquín
TRANSICIONES MARCADAS POR UN DESTINO QUE PARECE SER EL NUNCA JAMÁS
Muy a pesar de que este país se halla sobresaturado y sobrecargado de las peores pestes políticas, continúa de pie.
Esta primera reflexión es ajena, aparentemente, a la muerte de Ifigenia Martínez, presidenta de la Cámara de Diputados y considerada una pionera de la izquierda mexicana.
Una mujer que murió a los 94 años y que en presencia de Andrés Manuel López Obrador tuvo el privilegio, ganado desde luego, de haberle entregado la banda presidencial a Claudia Sheinbaum Pardo.
También fue una mujer -a propósito de un país sobresaturado y sobrecargado de las peores pestes políticas- que seguramente nunca pudo descifrar las causas que han llevado a los partidos políticos y a los poderes económicos (o grandes capitales) a la aventura de una serie marcada de transiciones cuyo destino parece ser el nunca jamás.
¿Qué han hecho después de tantas décadas PRI y PAN para contribuir a la pacificación de México y ubicarlo en su verdadera naturaleza que es la de vivir en la prosperidad?
A cambio, a pesar de todo el poder que el pueblo les ha concedido en tantas ocasiones, el PRIAN sólo llegó a una vejez de la que muy posiblemente se encuentre avergonzado.
UNA DEMOCRACIA TAN GENEROSA QUE RESPETA LAS ABSURDAS IMPUGNACIONES DEL LITIGIO POLÍTICO
No obstante, pese a las escasas aportaciones históricas en favor del pueblo, estos dos partidos políticos, dedicados al litigio político, se les está respetando, gracias a esta democracia tan generosa, su derecho de refutar e impugnar absurdamente los cambios de la Cuarta Transformación.
¿Por esos motivos el pueblo volvió a darle su confianza a Morena a fin de que continuara en el poder?
La respuesta tendrá que venir con el tiempo, quizá a finales de este nuevo sexenio presidencial.
Considerando que la política es un territorio muy complejo y tenebroso, larvado por infinidad de corrupciones que describen no sólo la miserable naturaleza humana, sino que casi siempre los grandes propósitos nacionales suelen extraviarse a consecuencia de las ambiciones de los grupos de poder.
CONDENADOS A VIVIR EN LA POBREZA, LA INDIGNIDAD Y LA ENFERMEDAD
Ahí está precisamente el grupo de poder que aún tiene el control de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Poder Judicial de la Federación.
Ahí está: obstinado en detener la Reforma Judicial. ¿Basados en qué?
Saltan a la vista los mega-intereses que NO se concentran exactamente (y no nos equivoquemos) en los sueldazos que ganan los ministros, magistrados y jueces, sino en los super-negocios que, como si tal cosa, se llevan a cabo cotidianamente en ese poder judicial.
Una de las últimas cuevas del horror con que la corrupción de esos grupos de poder ha condenado al pueblo mexicano a vivir en la tragedia de la pobreza, la escasez, la indignidad, la enfermedad y sobre todo la injusticia.
Pues la justicia no debe aplicarse estrictamente observando los dimes y diretes de las carpetas de investigación y expedientes judiciales, sino con el criterio sabio e implacable de los jueces.
Pero resulta que toda esta gente, representante del antropoceno, o cómplices de un sistema que sólo vive para arruinar la naturaleza de la vida, ¡sólo se dedica a la acumulación de las riquezas!
Están peor que los banqueros usureros, porque son grupos de poder conformados por individuos desequilibrados de la mente, siendo en realidad las peores enfermedades que desatan las pandemias y/o crisis sociales, porque están acabando con la vida de la población que no tiene la inmunidad para hacerles frente a la muerte y la desgracia que causan, desde hace mucho tiempo.
¡Deseándole un día maravilloso!
@columnaorbe