Claudia Vázquez Andrade.-
Tamaulipas ya tiene rumbo y destino, el gobernador Américo Villarreal Anaya presentó el Plan Estatal de Desarrollo 2023-2028, que contiene los objetivos, estrategias y líneas de acción que guiarán el ejercicio gubernamental para promover el bienestar de la población y el desarrollo de los sectores económicos del Estado.
El contenido de este documento, que consta de tres ejes generales y cuatro ejes transversales, fue presentado por el mismo mandatario estatal en el emblemático teatro Amalia G. de Castillo Ledón.
Dio una amplia explicación de la situación que guarda la entidad, y el rumbo que habrá de tomar en los ejes generales y transversales.
El referido Plan Estatal de Desarrollo se conformó con las propuestas de 18 mil 758 tamaulipecos, y obvio, de los 83 foros de consulta popular que se celebraron en las distintas regiones que conforman la entidad.
Durante la exposición y desarrollo de cada uno de los ejes, el Gobernador refirió que el Plan Estatal de Desarrollo está alineado con el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024.
Resaltó la relación de amistad y empatía con el Gobierno federal, y dejó claro que en una relación ríspida entre Federación y Estado, el único que pierde es el pueblo.
Y la verdad tiene razón, los tamaulipecos ya lo vivieron con el gobierno que se fue, pues no tuvo la capacidad para establecer, sino una relación de amistad y empatía, por lo menos institucional.
En fin, el Plan Estatal de Desarrollo 2023-2028 encendió una vez más la esperanza de todos los sectores productivos de la sociedad, que esperan de este gobierno de la Cuarta Transformación un desarrollo constante en cada uno de los ejes contemplados.
LA ÚLTIMA
La justicia social y dentro de esta la laboral ha sido una demanda histórica de los mexicanos, y hoy el gobierno de la 4T ha logrado avances sustantivos en cuanto a sueldos se refiere, incluso al periodo vacacional, todo esto sin lugar a dudas que era necesario, pues México está considerado entre los países en donde la base trabajadora tiene jornadas laborales muy extensas, aunque no tocaron el tema de la productividad.
Sin embargo, en opinión de expertos en materia económica se presume que la modificación a la Ley Federal del Trabajo que se encuentra en comisiones de la Cámara baja, en el rubro de horarios, que pretende reducir la jornada de ocho a seis horas, debió de haberse dado de manera gradual, de tal manera que el presente sexenio hubiera sido suficiente para transformar la Ley Federal del Trabajo.
Pero todo hace indicar que solo ha existido la buena voluntad sin una estrategia final definida, porque el haber incrementado el salario en porcentajes jamás logrados en México puede tener repercusiones.
¿Acaso la Federación tendrá contemplado que esta estrategia de reforma no desestabilice al generador de empleos? al mediano y pequeño empresario, al emprendedor que en su lucha por salir a diario y llevar el sustento a casa emplea a una o dos personas de manera informal pero que le ayuda a subsistir a él y a sus empleados.
La verdad es que se tendría que hacer una reforma consensuada que no vaya a provocar una mayor inflación y lo que es peor el cierre de algunas empresas, sobre todo de la maquila, porque para nadie es un secreto que su estancia en México se debe a que se les da una serie de beneficios, como es permitirles instalarse con la condonación de impuestos locales, y si bien es cierto se apegan a la ley del trabajo, también se les permitió pagar salarios bastante bajos.
Esperemos que esta modificación considerada como justicia social no termine llevándonos a una pérdida mayor del poder adquisitivo, y lo que es peor, a la caída en la generación de empleos.
Ser generoso siempre será plausible, pero reglar lo que no es tuyo, provocará enconos.