diciembre 14, 2024
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Claudia Vázquez Andrade

Políticos de oropel

agosto 22, 2023 | 334 vistas

Dicen que la burra no era arisca, los palos la hicieron, y parafraseando este refrán, quizás eso sucede con los mexicanos en edad de votar, porque después de los desencantos vividos por los gobiernos priistas, se cayó por escuchar y creer en políticos de oropel, de oradores que supieron ofertar lo que el pueblo deseaba oír, pero fueron más de lo mismo, o peores.

Eso permitió la llegada de personajes como Vicente Fox, que fue tan mediático como el priista Enrique Peña Nieto, y ni que, decir del panista Felipe Calderón Hinojosa.

Y de todos esos malos gobiernos, emergió como una nueva esperanza el lopezobradorismo, por que decir morenismo, se estaría faltando a la verdad.

El caso es que hoy, que de nueva cuenta el mexicano tiene la oportunidad de elegir a un nuevo gobernante, se encuentra en la encrucijada de seguir apostando a la herencia de López Obrador, o volver a gobiernos tradicionales, pero inclusivos, como sería el caso, de ganar el Frente Amplio por México.

Pero aquí hay otra disyuntiva, porque oferta dos opciones, una mujer cuya figura surgió de la noche a la mañana, brillando por su forma de ser, manifestarse y por la empatía con la sociedad.

Y la otra figura, también mujer, con una trayectoria sobresaliente porque ha sido gobernadora, senadora, embajadora, diputada federal, vaya ha vivido todo dentro de la política y la función pública, y está muy lejos de ser improvisada, pero, tiene un inconveniente, no es chistosa, no es mal hablada, y sumamente propia para fijar sus posiciones y reclamos.

Vaya, no es tan raza, sin embargo, tiene todo lo que un gobernante necesitaría para llevar a buen puerto un país como México.

Pero su origen tricolor, y la falta de “carisma popular” como fue el caso de Vicente Fox, y hoy Xochitl Gálvez, llevará a elegir entre el oropel y la continuidad de una transformación que no termina por aterrizar.

Una esperanza que amenaza con morir, porque la historia ha dado cuenta que no se puede gobernar a trasmano, que los programas nunca han sido transexenales, y lo más importante, el poder jamás se ha compartido.

Bien dicen, no siempre gana el mejor, pero como también consigna otro refrán popular… en la penitencia, va el castigo.

 

LA ÚLTIMA

Bien dicen, generalmente debe suceder una tragedia para que la autoridad volteé a ver la existencia de una problemática que requiere atención, y es en estos casos en donde aplica el refrán que dice “ahogado el niño, a tapar el pozo”.

Y es precisamente lo que sucedió con la desafortunada muerte de un motociclista repartidor de comida rápida que fue atropellado y muerto en la capital de Tamaulipas el pasado 17 de este mes de agosto.

El deceso del trabajador de la aplicación Uber Eats, que deja en el desamparo económico a su familia, trajo consigo la consideración de la Secretaria de Trabajo Olga Sosa, de legislar para que los empleados de este tipo de plataformas cuenten con seguridad social que les garantice servicio médico, y seguridad laboral en caso de un accidente vehicular.

Pero además que con ello se proteja a su familia en caso de perder la vida.

Y la verdad sea dicha, hay una resistencia entendible por parte de los empresarios a pagar el costo de la seguridad social, porque no es nada barato, sin embargo, finalmente cumplen con su obligación, pero  no es el caso de cualquier cantidad de tamaulipecos empleados por pequeñas empresas o emprendedores, porque no existen mecanismos que les permitan afrontar ese tipo de gasto.

Ojala que los diputados volteen a ver esta situación, y como dijo la secretaria del trabajo, legislen para obligar a los servicios de plataforma a dar certeza laboral y seguridad social a sus trabajadores.

Y quizás también sea la oportunidad para lograr acuerdos con el seguro social para que el comercio informal y los jóvenes emprendedores puedan también acceder esos beneficios para ellos y sus empleados.

Es hora de ver la realidad de los hombres y mujeres que salen todos los días a ganar el sustento diario para llevarlo a su familia, sin más amparo que su fe.

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