Por Oscar Pineda.-
Lo ocurrido el lunes en la Iglesia de la Santa Cruz, en Ciudad Madero,
es una lamentable tragedia que nos deja un desgarrador sentimiento de
consternación, y en lo personal una profunda introspección que me lleva a
interrogantes que quizá nunca podré resolver.
Como ocurre en estos casos, después de asimilar, si es que eso es
posible, surge la interrogante colectiva de ¿qué fue lo que pasó en esa hora
trágica? ¿Quién o quienes pudieran ser responsables de la desgracia que
enlutó a una decena de familias y que tiene a medio centenar de personas
con graves afectaciones físicas y psicológicas?
Las respuestas a estas preguntas, seguramente las tendremos hasta
que culmine el peritaje que, en este caso, se debe realizar sí o sí.
Lo que si podemos poner en la mesa del debate y del análisis es lo
que ocurrió antes de la tragedia, durante y después del rescate de las
víctimas.
Para tratar de entender por qué nadie pudo advertir que un siniestro
como éste pudiera registrarse en cualquier momento, se debe investigar
¿cuándo fue la última vez que las autoridades de Protección Civil realizaron
una revisión estructural de la Iglesia y por qué no se dieron cuenta de las
probables deficiencias de la misma?
Incluso iría más allá: ¿Existen este tipo de revisiones a las estructuras
de los edificios que reciben la visita masiva de personas? El reciente
desplome de una techumbre en el Colegio Antonio Repiso, en Ciudad
Victoria, nos lleva a este cuestionamiento.
Regresando al tema de la iglesia de la Santa Cruz, habría que
reconocer que durante el rescate hubo fallas logísticas que retardaron la
recuperación de las personas que aún estaban con vida, faltaban
herramientas, combustible para las plantas de energía e incluso megáfonos
para el personal de rescate.
En este punto yo resaltaría la enorme solidaridad del pueblo de
Ciudad Madero, de los ciudadanos de a pie que inmediatamente se
pusieron manos a la obra para sacar de los escombros a las personas
atrapadas, con las manos, con palas, con maderas, con lo que tenían a su
alcance hasta liberar a la última víctima.
Ya en los hospitales, la falta de materiales para curación dificultaba la
labor de los doctores y enfermeras que atendían a los heridos.
No es la intención demeritar el trabajo de las autoridades, que a decir
verdad actuaron con bastante prontitud, sino poner sobre la mesa las
carencias que en una situación como esta hacen la diferencia entre la vida y
la muerte.
Ojalá que el debate se lleve en la mesa correcta y se tomen las
medidas pertinentes para que no vuelva a ocurrir una desgracia semejante.
Desde aquí mi solidaridad a las familias víctimas y mi deseo de que
pronto se recuperen quienes resultaron lesionados.
EL PERSONAJE
En la competencia interna por la candidatura del PAN a la alcaldía de
Tampico, el actual encargado de los servicios públicos, Pepe Shekeiban,
mantiene un crecimiento sostenido en cuanto a las preferencias ciudadanas.
El actual funcionario de la administración de Chucho Nader se
encuentra en una ruta ascendente mientras que sus principales rivales al
interior de su partido parecen haber llegado al tope de su popularidad y
lucen estancados o en franco descenso.
El puerto jaibo es el último bastión panista de Tamaulipas y eso le da
a Chucho Nader la posibilidad de influir en la decisión que tome el
blanquiazul respecto a los candidatos de esa zona. Shekeiban podría
representar la continuidad de Nader.
POSDATA
Si no se sostienen las palabras en los hechos, es hipocresía. Pepe y
Román dirán que es disciplina.