Mauricio Zapata
La Diputación Permanente aprobó un punto de acuerdo para premiar al secretario de Energía estatal, José Ramón Silva Arizabal.
El reconocimiento es por hacer, lo que, por Ley tiene que hacer.
O sea: un premio por trabajar como secretario de Energía.
No hay algún tema extraordinario que haya hecho como para merecer ese reconocimiento, salvo su chamba diaria, que para eso le pagan, y muy bien, por cierto.
Es como si al titular de Salud le dieran un premio por combatir el dengue. O a la de Educación por implementar la política educativa del gobierno o al de Turismo por promover el turismo.
Y así, el que me diga.
Insisto, no hay nada extraordinario como para que el Poder Legislativo disponga de una sesión para darle un diploma.
Es el funcionario que más viaja (con cargo al erario). Y solo va a convenciones o reuniones propias de la dependencia.
Nada extraordinario.
Su dependencia está plagada de funcionarios foráneos que no han hecho que esa área sea sobresaliente, solo hacen su trabajo diario.
Nada extraordinario.
Lo del Congreso Mexicano del Petróleo solo fungió como anfitrión, ya que Tamaulipas fue sede, pero la organización, los invitados, los temas que se trataron, la mayor parte de la logística y los resultados a los que se llegaron, fueron de la Asociación Mexicana de Geofísicos de Exploración, la Asociación Mexicana Geólogos Petroleros y el Instituto Mexicano del Petróleo.
Así que, como que ese reconocimiento está de más.
No sé en qué estén pensando al darle este premio al funcionario que, por ejemplo, en plena veda electoral se fue de vacaciones a París. Que en sus viajes de “trabajo” pasea más de lo que chambea.
En cuanto a energía se refiere, me parece que el estado no ha destacado aún lo suficiente como para que se le otorgue un premio que quién sabe de dónde se lo sacaron.
Es un exceso. Es un acto que sale sobrando. Es un evento que solo le hincharan más la soberbia a un José Ramón que poco le importa Tamaulipas y su relación con la energía.
En fin. Le darán un premio inmerecido.
EN CINCO PALABRAS.- La vanidad devora el cerebro.
PUNTO FINAL.- “Les encanta cacarear sin poner el huevo”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata