diciembre 4, 2024
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Desiderio García

Presidenta ‘Bondage’

septiembre 27, 2024 | 151 vistas

A pocos días para tomar posesión del cargo y recibir la banda presidencial en San Lázaro, Claudia Sheinbaum enfrentará varios retos en la Presidencia, entre los cuales está la violencia generalizada en México. Con un sexenio con la cifra de homicidios más altas en la historia, incluyendo niveles alarmantes de feminicidios.

Sumado a las acusaciones de la oposición y organismos internacionales sobre los nexos de integrantes de su partido con el crimen organizado, mismas que tomaron relevancia con la captura del líder del cartel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada por autoridades americanas en Estados Unidos.

Además, de tratar de dar continuidad a los megaproyectos del actual sexenio, como los tramos pendientes del Tren Maya y mantener los programas sociales que tan buenos dividendos electorales le otorgaron a su partido. Esto, sin descuidar la economía del país y mantener las finanzas sanas en su administración.

Claudia Sheinbaum, llegará al gobierno con una posición inmejorable. Con un Congreso con mayoría calificada de Morena y sus aliados en las dos cámaras del Poder Legislativo. Con una Suprema Corte, disminuida y próxima a ser controlada, gracias a la aprobación de la Reforma al Poder Judicial.

Con el respaldo de las Fuerzas Armadas, con la facultad constitucional de realizar las actividades que la presidencia les mande y con la seguridad pública en manos de la militarizada Guardia Nacional, que se convertirá en el brazo ejecutor del régimen.

La concentración del poder en manos de un presidente no se había visto en México desde hace muchas décadas. Pero esto solo es una fachada. La próxima habitante de Palacio Nacional, pronto se dará cuenta que llegará a la silla presidencial con el poder restringido, ya que el obstáculo más grande que enfrentará en su administración, será el convivir con la sombra que deja Andrés Manuel López Obrador en el gobierno y la política.

A diferencia de los anteriores presidentes de México, que una vez declarado el triunfo de su sucesor, su figura pública se iba desvaneciendo, para dar paso al nuevo presidente. Con López Obrador sucede todo lo contrario, pues busca exprimir hasta el último minuto el protagonismo que le da su investidura, dejando a Sheinbaum Pardo en un segundo plano.

López Obrador ha movido los hilos de la política para dejar a Sheinbaum atada de pies y manos, metafóricamente hablando y así evitar, la movilidad en la toma de decisiones sin antes buscar el visto bueno del presidente saliente.

La mayor parte de los gobernadores de Morena en el país, son más cercanos al obradorismo que a la nueva presidenta. Lo mismo sucede con los diputados federales y senadores que llevan la lealtad al macuspano a nivel de idolatría.

Ni siquiera, en la conformación de su gabinete sexenal, Sheinbaum tuvo mano libre, ya que la mayor parte de los funcionarios fueron palomeados por López Obrador quien dio continuidad a varios elementos de su sexenio y de su círculo cercano.

Y para completar el cuadro, en la reciente renovación de Morena. En la presidencia quedó Luisa María Alcalde, Secretaria del Trabajo y de Gobernación en este sexenio y fan indiscutible de López Obrador, en la Secretaría General; Carolina Rangel, seguidora de hueso colorado del presidente, y en la Secretaría de Organización; Andrés López Beltrán, hijo de López Obrador. Esta alineación dejó a AMLO, el control interno del partido que fundó.

Hasta el momento Claudia Sheinbaum, ha soportado humillación tras humillación del autonombrado presidente más humanista y feminista en la historia de México. Lo ha acompañado en su gira del adiós a los diferentes estados, ha sido comparsa en la justificación de las reformas a las leyes del llamado Plan C, ha agachado la cabeza al recibir la herencia obradorista de las mañaneras y ha guardado las formas cada vez que el actual presidente le echa en cara que, gracias a él, ella ganó la Presidencia de México.

Veremos si después del uno de octubre cuando tome protesta, la narrativa sigue como hasta hora o la nueva presidenta decide establecer la sana distancia con su mentor y busca crear su propio legado.

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