Ana Medina
Según la página de Gobierno federal, una comparecencia es la presencia de funcionarios públicos ante el pleno del Congreso de la Unión para informar sobre el estado que guardan los ramos de la administración pública bajo su responsabilidad.
Y es que hasta hace unas semanas jamás había escuchado esta palabra: comparecencia.
Me “falta barrio parlamentario”, me dijeron. Como sé que a muchos profes estas cuestiones políticas nos son ajenas, les cuento lo que sucedió.
Resulta que les toca a los Secretarios de Gobierno hacer tal protocolo y para ello se preparan y reúnen información con todo su equipo; pa’ que me entiendan es como un examen profesional donde los sinodales son los diputados, igual se hace una toma de protesta, exposición y rondas de preguntas y respuestas.
En su calidad de titular de la SET se presentó la Maestra Lucía Aimé Castillo Pastor y me tocó escuchar su “examen” en el que exponía las acciones y visión de la política educativa de la actual administración.
En mi punto de vista, en este ejercicio solo hay un lado: el oficial. Y la voz docente queda un poco opacada por los intereses políticos y los resultados palpables (situaciones específicas que requirieron atención y esfuerzo).
Aunque bueno, en esta analogía del examen profesional, la ventaja es que cuando uno presenta los sinodales son expertos en la materia, pero en este caso real, si los diputados no son profes dudo que entendieran de lo que estaba hablando.
Problemáticas en la SET hay muchas, algunos sencillos como la carrera de maestras y maestros donde, para dignificar al docente, cada aspirante debe conocer la ley y la realidad; y otros más complejos como los pagos, asignación de dineros e incumplimientos a la ley de gastos públicos.
Varios de los “sinodales” intentaron plantear una visión crítica de lo que falta por hacer, una lista de peticiones muy somera que dista bastante del contexto educativo.
Lo único que yo entendí es que todo quiere que hagan los maestros: hacer frente a la violencia (casos que corresponde a la Secretaría de Seguridad Pública) e identificar o vigilar conductas, prevenir la drogadicción, reducir el impacto por la pandemia, trabajar contra el bullying, el acoso escolar (cuando en realidad lo que se debe hacer el fortalecer la cultura de la denuncia que en algunos contextos parece inexistente), dar educación financiera, valores, cultura de la paz y moral, estar actualizados (de preferencia fuera del horario escolar y aportando parte de su sueldo), atender a la diversidad, seguimiento de beca, disminuir el ausentismo (hay lugares donde solo falta que el maestro vaya a la casa por los alumnos, y si no lo hacemos es porque no hay para el trasporte, si no obviamente el maestro llegaría a la escuela con su camión y todos sus alumnos), programas de control de piojos, peso y talla, alimentación, vida saludable, motivar y atender la cuestión socio emocional y salud mental (obviamente los primeros que necesitan apoyo somos los propios docentes), revisar las mochilas (no considero que esto sea nuestra responsabilidad sino que corresponde a los padres), seguir protocolos para cada situación de incidencia (que generalmente implican muchos papeles), cumplir con los aprendizajes fundamentales (básicamente hacer un espacio entre todo eso para enseñar a leer y escribir).
Es verdad que se requiere un sistema educativo moderno que dé respuesta a los desafíos de la sociedad actual, pero para alcanzarlo necesitamos leyes que apoyen ese proceso y que con su operatividad demuestren que la Educación es una prioridad y no solo responsabilidad del docente.
Si bien es cierto que en cuestión de recursos y operatividad la responsabilidad la tiene el Estado, también debemos aceptar como sociedad que algunas de las repercusiones sobre el abandono y el rezago van mucho más allá del que hacer docente en el aula. Hablaron de un rezago del 20 por ciento yo me pregunto ¿tendrán cifras que el maestro no conozca?
La NEM (Nueva Escuela Mexicana para los que no son profes) tiene muchos apartados, pero el mejor, según yo, es que cada acción debe salir de la comunidad, atender al contexto y definir las decisiones y acciones de quienes la conforman. La escuela es una herramienta, no una política.
Los diputados juzgaron muchas cosas de la labor docente, la Maestra Lucía Aimé ni se inmutó, creo que sabe lo que hace (no la defiendo, no lo necesita); soy docente y si ese grupo de parlamentarios hubieran sido mis alumnos los habría sacado del salón (o del pleno) por no poner atención mientras doy mi clase. Porque claro, no puedes entrar al recinto sin vestimenta formal, pero sí pueden salir 40 veces y estar platicando mientras otros hablan, como docente siempre me ha parecido una falta de respeto, como especialista no podría pedirles que estuvieran sentados, pero platicando y riendo, mientras sus compañeros están hablando de manera oficial para mí fue terrible, y vamos que mi metodología de enseñanza no es para nada tradicionalista.
Los diputados mejor que alineen la política estatal para que el SPD (Servicio Profesional Docente) esté centrado en USICAMM y después exigen sus cosas.
Los docentes sabemos que para nuestros alumnos el origen no debe ser destino, pero tenemos que establecer prioridades que giren en torno al aprendizaje de ellos y algunas veces (más de las que debiera) las políticas públicas no nos facilitan el camino.