El escalamiento de la barbarie desatada en la mayor parte del país por el crimen organizado, es el reflejo del monumental fracaso de la estrategia de seguridad pública que implementó el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
El romanticismo del “abrazos, no balazos”, o “los voy a acusar con sus mamacitas”, se estrelló, desde el inicio, contra la atrocidad de grupos delincuenciales que, ante la timorata actitud de la autoridad han venido intensificando su violencia terrorista.
Desde luego que no es un abuso o exageración hablar de terrorismo porque es terror precisamente lo que buscan infundir los delincuentes. Y, la verdad, lo están logrando.
El secuestro y ejecución de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, en Jalisco, y la macabra historia de más de una docena de cadáveres emplayados y metidos en congeladores, en Poza Rica, Veracruz, con propósitos no esclarecidos, son apenas dos referencias recientes de la brutalidad con que los grupos crimínales desafían al gobierno e intimidan a la población.
Por supuesto que, insisto, son también la prueba contundente del fracaso de la estrategia con que López Obrador trató de pacificar al país.
No hubo tal pacificación. Todo lo contrario. Esa ilusa postura gubernamental, fue como dejarles la vía libre a los delincuentes para que operaran a sus anchas. Y así ha sido.
Ahí están como evidencia de miedo las más de 160 mil personas asesinadas en los últimos cinco años en el país, una cifra de horror que ya hizo de este sexenio el más sangriento en la historia . Imposible que el gobierno de la cuarta transformación se sacuda ese “merito” . Eso ya no será posible. Así será recordado.
Ya sé que sobre este asunto se ha escrito mucho durante los últimos años. Sin embargo el tema es obligado, porque en los siguientes días los partidos políticos habrán de definir a quienes serán los candidatos para suceder a Andrés Manuel López Obrador, a partir del 2024.
Una vez que queden definidos los nombres, será el momento para que nosotros, los ciudadanos, comencemos a analizar los perfiles de quienes buscan dirigir el destino del país durante los siguientes seis años. No esperemos a las precampañas o campañas. Hagámoslo desde ahora.
Tenemos que ser lo suficientemente inteligentes para ir madurando el voto. No podemos equivocarnos nuevamente. Debemos apostar nuestro futuro al aspirante que reúna el mejor perfil para frenar esta barbarie desatada por la narcodelicuencia.
Y el mejor perfil será el de aquella o aquel que se sepa fajar los pantalones para que haga uso de la fuerza del Estado para combatir a la delincuencia. Los mexicanos no soportaría otros seis años con el mismo nivel de violencia delincuencial que hemos venido sufriendo.
Por eso, le reitero, vaya pensándole bien, desde ahora.
EL RESTO
RAREZAS EN EL REPISO.- Algo raro y sospechoso se percibe en el caso del Colegio Antonio Repiso, una de las instituciones educativas más antiguas y también más prestigiadas que existen en Ciudad Victoria.
El colegio no pudo reiniciar clases este lunes porque, de acuerdo con la Secretaría de Educación, no ha logrado acreditar que, luego del derrumbe de una parte de un techo el pasado 18 de julio, su infraestructura sea segura para alumnos, docentes y todo el personal que ahí labora.
La rareza y el sospechosísmo de que le hablo es que, en vez de allanar el tortuoso camino de la burocracia para que el Repiso reinicie sus operaciones, pareciera que las instancias gubernamentales están empeñadas en poner trabas a la institución educativa, afectando con ello a cientos de estudiantes que ahora deberán buscar acomodo en otras escuelas.
ASI ANDAN LAS COSAS.