octubre 6, 2024
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Melitón Guevara Castillo

Razones y proporciones

agosto 14, 2023 | 287 vistas

Melitón Guevara Castillo.-

Todas las mañanas en la edición de noticias de TV Azteca, a eso de las 6.04 horas pasan un segmento de 30 segundos con la información más importante del clima en la republica. Es como me entero, o me informo, sobre clima general antes de irme a mi ejercicio matutino. Hagan de cuenta que son dos segmentos: el de las lluvias y el de las entidades más calurosas. Tamaulipas destaca por ser de los más calurosos y veo, con envidia, que en otras entidades hay lluvias y más lluvias.

Luego, en otro noticiero local, me entero con más detalle: lo que son las cosas, ya hasta olvide los días en que la temperatura ronda o rebasa los 40 grados. Y es cuando me pongo a pensar, o a recordar, como en otros tiempos era fácil saber cómo nos iría, sea de calor o de agua. Ya no llueve en mayo y, hasta parece castigo de Dios, ni ciclones se han formado en el Atlántico.

 

NO REPARTE BIEN

Veo o leo las noticias, sean nacionales o internacionales, y me acuerdo de una cumbia de hace años, la busqué en internet, pero no me aparece. En su letra recuerdo muy vago, pero decía que Dios no sabe de razones ni proporciones, porque todo lo reparte muy mal. Y efectivamente, hay infinidad de historias, o memes, que cuentan cómo fue la Creación: en nuestro país puso muchas riquezas y al ser cuestionado dijo, sí, pero ahí voy a poner a los mexicanos la mala imagen de mal administrar las cosas.

La cuestión es que, viendo las noticias me acordé de la cumbia, precisamente porque en otros paisas, incluso en otras entidades, hay lluvias y lluvias, en algunos lugares tan intensas, que hay daños incalculables. Y en nuestro caso, de Tamaulipas y otras entidades, ya llevamos semanas y semanas con una temperatura extrema y las consecuencias en todos los planos: en lo personal, puesto que hasta han fallecido por golpes de calor; pero también en la economía, en la producción. Unos tienen daños por lluvias, otros por la ausencia de ellas.

 

90 DIAS SIN PRECIPITACIONES.

De niño, bien que lo recuerdo, nuestros abuelos mencionaban a los aguaceros de mayo. Era el mes en que iniciaban las lluvias; y luego había que prepararnos para los ciclones. Lluvias torrenciales cuyos efectos en la ciudad eran evidentes, pero notables en la agricultura y la ganadería. Recuerdo que, en uno de ellos, era tan intenso, que nos recomendaban pusieran cinta a las ventanas, para que no se fueran romper por el impacto de vientos y aguas torrenciales.

Ya llevamos, según las cuentas de la Conagua, 90 días sin lluvias en la entidad. Son tres meses y, de ellos, más de 50 con una temperatura superior a los 40 grados. No se ha formado ni un ciclón en el Atlántico. Se requieren cuando menos, según expertos, dos para que las presas recuperen el nivel de otras épocas. Lo bueno, sin la menor duda, es que el Gobierno del estado hace notar que una buena noticia, es que se avanza en las gestiones para la segunda línea del acueducto con lo que, se asume, se resolverá el problema del agua en la capital.

 

CUIDAR EL PLANETA

¿Qué podemos hacer? Hace varias semanas las autoridades pregonaron bombardeos de nubes, todo hace indicar que fue inútil, puesto que no hubo lluvias; también los líderes religiosos, cristianos y católicos, convocaron a misas, oraciones y danzas Dios es bueno, nos recuerdan. La realidad es que, efectivamente, en muchos lugares hay lluvias, pero en otros, mucho, mucho calor. Todo hace indicar que no hay nada, si, nada que el ser humano haga para que llueva.

Claro, siempre queda la recomendación de científicos y ecologistas: cuidar a la naturaleza, que siempre consideramos que es sabia. Debemos cuidar el agua, porque ya nos dimos cuenta que se acaba; debemos cuidar los árboles, porque ya nos dimos cuenta que los necesitamos para que nos den sombre; también, ya nos dimos cuenta, necesitamos poner más atención a las decisiones y acciones de quienes nos gobiernan.

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