Rogelio Rodríguez Mendoza
“En política la forma es fondo”, dice la vieja y conocida frase atribuida al ideólogo del PRI, Jesús Reyes Heroles, a la que conviene recurrir para reseñar los significativos indicios que parecen confirmar el gradual debilitamiento que ha venido sufriendo el cabecismo, el grupo o corriente panista lidereado por el exgobernador, Francisco García Cabeza de Vaca.
Una de esas señales se dio durante la sesión ordinaria del Congreso del Estado, celebrada el pasado martes, cuando los diputados panistas votaron en contra de una iniciativa de su compañero, Ismael García Cabeza de Vaca.
El voto en contra emitido por los panistas, inimaginable hasta hace pocos meses, sorprendió a propios y extraños en el Congreso del Estado.
Los diputados del partido blanquiazul se sumaron a los de Morena y sus aliados para desechar una propuesta de reforma a la Constitución de Tamaulipas, con la que Ismael proponía incluir la violencia política por razón de género como causa de nulidad de la elección.
Que morenistas, petistas y “verdes” hubieran votado en contra de la acción legislativa promovida por García Cabeza de Vaca, era de esperarse, pero que lo hubieran hecho los mismos panistas fue todo un acontecimiento.
La situación parece confirmar las insistentes versiones que se han venido dando en el mismo Poder Legislativo, y que hablan de un distanciamiento de Ismael con el resto de los diputados panistas.
Un rompimiento que parece haberlo iniciado el mismo exsenador, por su molestia con la actitud sumisa mostrada por sus compañeros del grupo parlamentario ante la bancada del partido en el poder.
Y es que, contra lo que se esperaba, que la bancada panista fuera un verdadero contrapeso y un cadillo en el zapato para Morena, al final terminó sometida, diciendo que “sí” a todo lo que propone la bancada mayoritaria.
Por esa y otras razones, desde que inició la 66 legislatura local, Cabeza de Vaca se ha alejado por completo de sus compañeros. Sus iniciativas han sido a título personal y sus intervenciones en tribuna las ha realizado sin consensarlas con sus pares, y menos con su coordinador, Gerardo Peña Flores.
Bajo ese escenario, pareciera, como le decía, que el cabecismo entró en una fase de debilidad que podría llevarlo a desaparecer en los meses por venir.
Y es que, rebelarse frente a Ismael es lo mismo que rebelarse frente a Francisco García Cabeza de Vaca, lo que seguramente animará a otros liderazgos panistas a confrontar al exgobernador, quien desde el exilio en Texas ha intentado seguir controlando los hilos del poder panista.
Con el exmandatario refugiado en Estados Unidos, para evitar ser detenido por las autoridades mexicanas, y con Ismael sin el respaldo de aquellos que hasta hace poco tiempo le profesaban lealtad y obediencia ciega, podría decirse que el cabecismo está en su fase de extinción.
La cuestión es: ¿Habrá un beneficio para el PAN?
En lo personal lo dudo, porque desde que los Cabeza de Vaca se adueñaron del comité estatal, los viejos liderazgos blanquiazules se replegaron y relegaron, por lo que carecen de capacidad para retomar el control del partido.
En consecuencia, creo que, si el cabecismo se extingue, también se extinguirá el PAN. Al tiempo, tiempo.
EL RESTO
A propósito de enojos, hacia el interior de la bancada de Morena hay quienes no ven con muy buenos ojos el protagonismo que le permiten a su compañera, Katalyna Méndez Cepeda.
Los inconformes no saben si ese favoritismo surge desde la Junta de Gobierno o es una instrucción salida desde Palacio de Gobierno.
Lo que sea el asunto es que hay diputadas a las que enoja que la victorense figure para todo. Le dieron la presidencia de la Diputación Permanente y en tribuna es la voz más recurrida para confrontar a la oposición cuando hay que debatir algún tema.
¿Será cierto que están preparando a Katalyna para convertirla en candidata a la alcaldía de Victoria?
ASÍ ANDAN LAS COSAS.