María José Zorrilla
Hace una semana cuando me quedé con el artículo en la punta de la lengua y por problemas técnicos no pude escribir mi columna Tercera Llamada pensé escribir sobre Puertas. El significado que fue adquiriendo en la política nacional las puertas. Esa abertura que permite pasar de un lugar a otro, de un ambiente a otro se fue tornando en algo muy significativo en el país. Fue por la puerta de Palacio Nacional que nunca abrieron que Xóchitl Gálvez decidió lanzarse como pre candidata a la presidencia de la república y ahora es la abanderada de la coalición PRI-PAN-PRD bajo el slogan de Fuerza y Corazón por México. Fue por una puerta asegurada desde adentro con pesado objeto que Samuel García pretendió impedir la entrada al gobernador interino en todo el sainete en Monterrey de su Pre candidatura presidencial de menos de 45 minutos y que finalmente cedió entrada a Orozco el nombramiento otorgado como interino en Nuevo León por la Suprema Corte de la Nación. La puerta sostenida por el pesado objeto tipo cofre oscuro cedió y entró el nuevo ejecutivo a palacio. Simultáneamente en otro punto del Palacio de Cantera por la puerta trasera, de manera apresurada y casi vergonzante se ve ingresando a Samuel. Las puertas siempre tienen un significado de ingreso a un lugar sagrado, a un templo a un palacio, una casa, una cueva y cómo no recordar las puertas famosas de la historia como la del Baptisterio de Florencia, obra maestra del maestro Ghiberti, la Puerta de Brandenburgo en Berlín, las puertas de las tumbas de los faraones en Egipto, la famosa Puerta de Alcalá, o las de Catal Hüyuk de Mesopotamia. Nunca imaginé otro tipo de puertas hasta esta semana que acaba de concluir. De regreso en Puerto Vallarta después de una estancia en Monterrey donde acudí a una posada de ex compañeros del TEC donde la diversión estuvo al máximo y una revisión médica exhaustiva por algunos asuntos cardiológicos de los que salí bien librada, me encontré con múltiples invitaciones para acudir a cierres de año, festejos, posadas, santos y cumpleaños. La navidad estaba en todo su esplendor, estaba por acudir a la posada del Club Skal, cuando me llega información de la muerte de Gerardo Morán de 43 años por un ataque fulminante de escasos 43 años. No había digerido bien la noticia cuando Heraclio otro ex compañero de tenis ya de más edad, con problemas desde hacía algunos meses también fallece. Me preparaba para acudir al funeral de mi amigo Heraclio Reséndiz; cuando recibo la llamada de una amiga para informarme que mi querida amiga Ana Wulff acababa de fallecer repentinamente también de un ataque cardiaco. Impactante noticia de la partida así nada más de una de mi más cercanas y queridas amigas desde hace 40 años que llegue a Puerto Vallarta y que me abrió junto a su familia la puerta de la vida social en este suelo jalisciense. Lo que son las cosas, la puerta que sirve de acceso entre la vida y la muerte es la más importante. Ese umbral, ese estadio, ese espacio que no necesita vano, ni marco, ni cerrojo ni decoración alguna y que no se menciona por ninguna parte, es el punto de entrada y salida por el que todo ser humano va a pasar tarde o temprano. Es la puerta que causa más dolor y temor, es la que nos obliga a recordar cuán efímero puede ser nuestro paso por esta tierra y que significativa puede convertirse la presencia de un cariño al traspasar esa abertura donde la vida terrenal desaparece para ingresar a un territorio desconocido sobre cuyas interpretaciones pueden ser variadas y múltiples. La puerta de salida de la vida es sin duda la más singular, la que no permite regreso, no se sabe a ciencia cierta a dónde lleva y la que causa más tristeza y dolor.