septiembre 18, 2024
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Mauricio Zapata

Relato de cualquiera

agosto 3, 2024 | 473 vistas

Son historias que se ven y se perciben en muchos lados.

No tienen nombre y apellido, porque pueden tener cualquier nombre y cualquier apellido.

Quizás usted, amable lectora o lector, pudiese sentirse identificado hoy mismo con este texto y dirá que le “plagié” su historia.

Son las causas de muchas situaciones que se dan hoy en día.

Digamos que son el “pan nuestro” de la actualidad.

¿Mal de amores?

¿La tecnología alcanzó a la sociedad?

¿Problemas sociológicos?

O, ¿todas las anteriores?

Es un hecho que cada historia está hecha de mil historias. Y esta, pudiera ser una de ellas.

Se enamoraron de lo que les gustaría que sucediera, de lo que imaginaron que podrían ser al estar juntos.

No se han dado cuenta que eso no está pasando, han transcurrido varios meses, quizás años, y no se dan cuenta que van acostumbrándose cada vez más a lo que no los hace felices.

Cada mañana por separado se prometen a sí mismos que será un buen día; que será el día de las expectativas cumplidas.

Al salir de casa estando cada uno en su oficina, se mandan afanosamente saludos amorosos por el WhatsApp, pasan diez minutos y el ácido de la espera empieza a corroer la paciencia de ambos.

Pasan doce minutos y, al fin hay respuesta; la codependencia vuelve a respirar tranquila…

Y así, varios episodios al día.

Al llegar la noche se saludan, se besan con la inercia de la costumbre, los temas y las preguntas, los mismos: ¿qué comiste? ¿cómo te fue? ¿qué tal el trabajo? ¿qué tal el día?

Conversaciones banales y ya.

Pero a una de las partes le gustan los temas profundos, debatibles, temas tales como las maravillas del universo, la energía, la humanidad y sus valores, los viajes astrales, las emociones y los aprendizajes que éstas nos dejan, no hablan nunca del dolor en el corazón que a cada uno lo aqueja… Bueno, una parte sí lo habla, pero no precisamente con quien debiera. La otra parte, no quiere voltear a ver sus heridas, dice que, porque también le duelen, pero se sabe que es porque no soporta ni las propias.

Pero bueno esas pláticas no están en el menú, a cambio le demuestra cariño guardando decenas de videos de TikTok para comentar y aderezar la cena, mientras tanto su contraparte lo observa… Sabe que es imposible que deje sus dispositivos de lado.

Termina la cena y van a la cama, juguetean un poco con algo de picardía, pero finalmente nada pasa, ambos se cobijan con la frustración de que no fue hoy el día en que las expectativas se cumplan y se arrullan con las pláticas superfluas de una vida sin pasión.

Están muriendo en vida al permanecer juntos, y parecen no notarlo, están convencidos de que están bien, de que están a salvo el uno al lado del otro.

¡Qué tristeza!

Quizás no imaginan la felicidad que la vida tiene para cada uno de ellos, en separado.

EN CINCO PALABRAS.- No todo es la rutina.

PUNTO FINAL.- “La vida es cotidiana hasta que deja de serlo”: Cirilo Stofenmacher.

X: @Mauri_Zapata

 

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