mayo 21, 2024
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José Inés Figueroa Vitela

Repruébelos, profesor Jirafales

abril 30, 2024 | 91 vistas

José Inés Figueroa Vitela

 

Reza una máxima universal del derecho que “a confesión de parte, relevo de pruebas”.

El PAN tamaulipeco ayer convocó a enésima conferencia de prensa para ventilar públicamente sus miserias, muy al estilo de su dirigente nacional, MARKO CORTÉS.

Surgido de quién sabe qué cargo ínfimo en la estructura partidista, porque los mandos superiores fueron dimitiendo secuencialmente para irse a aprovechar otras coyunturas, un tal CARLOS SALINAS GARZA, como Secretario General, está en funciones de dirigente del panismo.

Cualquier cosa, después del CACHORRO alucinado, es permisible.

Pues este líder virtual del panismo tamaulipeco convocó a los periodistas para decirles que si van a aplicarle la justicia a su patrón, el exgobernador de triste memoria, entonces que la apliquen parejo, a los actores del partido en el gobierno.

Eso es una confesión de parte.

Quién sabe qué delitos hayan cometido y a qué penas se hagan acreedores los funcionarios morenistas -cuando haya denuncia y sentencia lo sabremos-, pero en el caso del PAN, su dirigente estatal no solo reconoció que su ascendente mayor los ha cometido, sino pide, no le apliquen la ley… al menos, hasta que caiga primero “uno de los otros”.

Con singular desenfado, anunciaron y actuaron en consecuencia, al segundo tema de su manifiesto a los tamaulipecos, sobre el tema de promover una ley para aplicarles el antidoping a todos los candidatos, en muestra de que no entendieron a qué se refería el diputado morenista, cuando los llamó ignorantes, al debatir tal iniciativa en comisiones.

Con palitos y manzanitas: el requisito de aplicar pruebas toxicológicas a los aspirantes a cargos de elección popular tiene orígenes inmemoriales en nuestro país, y cuantas veces se ha tratado las instancias jurisdiccionales al más alto nivel han rechazado su aplicabilidad.

Algunos pocos botones de muestra:

En el 2008 fueron el PRI, el PT, y la Procuraduría General de la República quienes impugnaron la intención de aplicar aquella medida en la elección de la Ciudad de México y la Suprema Corte. Les concedió la razón declarándola inconstitucional.

En el 2012, la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación invalidó las pruebas de polígrafo, psicológicas o toxicológicas, aplicadas a quienes pretendan ser candidatos a cargos de elección popular, al determinar que el estado físico y mental de los ciudadanos no forma parte de los requisitos que exige la ley o la Constitución para acceder a los cargos de elección popular.

En el 2013, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal rechazó otra iniciativa para aplicar el antidoping a los candidatos para elecciones locales y en el 2017, otra vez la Suprema Corte declaró inconstitucional una reforma hecha al respecto en el estado de Coahuila, atendiendo denuncias del PRD, del PR, MORENA y el PAN sobre la reforma electoral local de ese año y estado.

Para la anterior elección presidencial, fue el candidato priista JOSÉ ANTONIO MEADE quien pidió las pruebas antidoping a los contendientes y el INE de LORENZO CÓRDOVA le respondió que no, “porque no está en la ley y, entre otras cosas, porque hay criterios jurisprudenciales, previamente establecidos y que están vigentes en el sentido de que no se puede exigir en el uso de un derecho ciudadano ningún requisito que no está establecido en la legislación».

El después abogado del cabecismo, MARCO ANTONIO BAÑOS, quien ha dictado conferencias en la misma sede del PAN tamaulipeco de los exabruptos actuales, entonces en calidad de consejero del INE, apoyó la moción de su jefe de temporada, como registran publicaciones de la época.

Aparte de todo eso, para que una reforma electoral aplique en una elección, debe hacerse antes de un año de su consumación; no son tiempos de ese tipo de reformas, como bien observó la diputada presidenta del Congreso local, ÚRSULA PATRICIA SALAZAR MOJICA, cuando los medios le preguntaron al respecto.

“Es puro show… estamos en elecciones”, justificó alguien por ahí, pero hasta para hacer chistes se necesita gracia; de otra manera solo se revelan en sus limitaciones intelectuales, cognitivas, políticas, sociales.

“¡Son mariguanadas!”, expresó una tercera voz y otra cuarta, infantil, emulando al inmortal Ñoño reclamó: ¡repruébelos!, profesor JIRAFALES.

 

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