Felipe Martínez Chávez.-
En la época dorada de los cabezones, se habló de Reynosa como la
“joya de la corona” electoral, su “casa” o la “segunda capital” de Tamaulipas.
No obstante, en seis años, por más que repartieron dádivas, no
pudieron imponer. Ahí encontraron su verdugo. Los derrotaron priistas o
grupos al interior de su propio partido, el PAN.
Hoy, por primera vez en los últimos 13 años, Reynosa está en el
menor riesgo de ser “tomada” por los del pasado reciente. La ciudanía los
repele. Perdieron cuando tenían la caja de las galletas en la mano (la
gubernatura). Con mayor razón ahora que van cuesta arriba y necesitan
meterle dinero de su bolsa.
Amenazaron, repartieron lana y armaron expedientes en la Fiscalía
para perseguir a los contrincantes, pero los votantes no se doblaron y
menos se vendieron.
Sobra decir que en 2024 la victoria sonríe a los morenos. Las
encuestas dicen que la plaza electoral más grande de Tamaulipas -por su
número de electores- será para el partido de López Obrador.
Massive Caller, la famosa encuestadora regia, señala en su último
trabajo que Morena se alzaría con el 58.2 por ciento de los votos, contra
13.8 del partido de Cabeza de Vaca y 4.1 de Movimiento Ciudadano.
De los aspirantes, la firma coloca al alcalde Carlos Peña Ortiz como el
favorito para la reelección con el 51.0 de intención de votos, muy alejado de
Luis Miguel Iglesias, con el 8.4 y Marcos Galleros 7.8.
Y otra vez el preferido por los panistas es Gerardo Peña Flores,
dejando lejos a Leonel Cantú Robles, Luis René Cantú Galván y Francisco
Garza de Coss, de los consentidos de Cabeza.
Reynosa fue y es el imposible número uno de Francisco Javier, su
verdugo. Es Ley que pierda en su casa. Desde 2007 en que culminó como
alcalde, hace 16 años, el ahora ex Gobernador no se ha podido hacer de la
plaza. Le sigue doliendo el repudio popular.
En 2007 Oscar Luebbert Gutiérrez, del PRI, hizo morder tierra a
Gerardo Peña Flores, el dedo chiquito, con diferencia de ocho mil votos.
La mala racha siguió para Don Francisco en 2010, cuando aventó por
primera vez a su incondicional Jesús María “Chuma” Moreno Ibarra. Ganó
Everardo Villarreal Salinas, del Revolucionario, Verde y Nueva Alianza.
Ese “Chuma”, del círculo íntimo, tiene colección de derrotas. Volvió a
perder la presidencia en 2013, ahora frente a José Elías Leal, y en 2021 a
manos de Carlos Peña Ortiz ¿le quedarán ganas en 2024?
El proceso de 2016 dio la victoria a Maki Ortiz Domínguez, postulada
por el PAN luego de concertar compromisos para que llegara Francisco a la
gubernatura, que no le cumplieron y, al contrario, la emprendió contra ella
tratando de meterla al bote.
Producto del fenómeno cabecista, llegaron al Congreso del Estado
Moreno Ibarra, Ana Lidia Luévano y Ángel Romeo Garza, que no volvieron a
brillar.
En 2018 volvió a ganar Ortiz Domínguez, por vía reelección, y
continuaron las represalias en su contra desde el Congreso del Estado y el
Poder Ejecutivo.
Bastante conocida la historia del 2021. Carlos Peña Ortiz, el hijo de
Maki, derrotó en las urnas a “Chuma” (tercera vez candidato) con una
diferencia aplastante de alrededor de 22 mil votos.
La última paliza para el grupo que maneja el PAN en Tamaulipas fue
en la elección de Gobernador en 2022. Perdieron los distritos 4, 5, 6 y 7 que
corresponden a esa frontera. Dejó de ser la joya de la corona.
Ante la persecución de que fueron objeto, Maki y Carlos enarbolan la
bandera de Morena. Seguirán siendo el factor de las derrotas de los
Cabeza. Ella se registró por la senaduría, él por la reelección.
La pregunta es si volverán los coleccionistas de derrotas, “Chuma”,
Peña y “El Cachorro” Cantú. Esperan instrucciones de su patrón.
Y en el establo moreno, a la media noche del miércoles cerraron los
registros de precandidatos. Si no hay “filtraciones” hacia el interior del
partido, nunca sabremos cuántos y quiénes se sintieron con derecho porque
son militantes, o de plano perdieron la vergüenza y tratan de agandallar.
Precisamente en Tula, Rigoberto García Vázquez, un dinosaurio que
sirvió al PRI y al PAN, difundió el papelito que le respondió la página de
Internet de Morena. Sueña con ser presidente del pueblo, por Morena. Ya
fue por el PRI. Es una localidad donde la jerarquía guinda perfila a Ana
María Moctezuma Alonzo.
Y desconcertó la desvergüenza de otro lobo con piel de Caperucita
(generó risas al verlo enfundado un chaleco guinda) llamado Juvenal
Hernández Llanos, queriendo acaparar la candidatura en Altamira.
A mediados de octubre él publicaba encuestas y se decía favorito
para encabezar la alianza PAN, PRI, PRD ¿quién lo mandó a Morena?
Por si usted no recuerda, fue alcalde por el PRI; luego postuló a su
esposa Alma Laura Amparán por el PAN, permaneciendo cinco años más.
En 2021 quiso entregar el trono a su joven hija Alma Laura Hernández, pero
de la General de Gobierno ordenaron entregar la candidatura a Cirito
Hernández Arteaga. Ganó Morena con Armando Martínez Enríquez, quien
va por la relección.
Hay más casos que generan hilaridad y hacen arquear una ceja a los
observadores.