Rogelio Rodríguez Mendoza
La riqueza agropecuaria de Tamaulipas es inmensa y motivo de envidia para muchas otras entidades del país, incluido nuestro vecino incómodo: Nuevo León.
Por ejemplo, nuestra entidad destaca en el ámbito nacional en producción de sorgo (hasta el momento es el número uno) con poco más de dos millones 500 mil toneladas anuales. Es también uno de los principales productores citrícolas, con más de medio millón de toneladas al año, sobre todo naranja y limón.
En ganadería, figura entre los primeros cinco estados del país, y en la actividad pesquera destaca en diversas especies, principalmente camarón y tilapia.
En suma, Tamaulipas es dueño de una riqueza natural incalculable.
Lamentablemente, no hemos podido sacarle jugo a esa riqueza.
Tal vez por desconocimiento, o simplemente por falta de voluntad, los gobiernos le han regateado al campo los apoyos que requiere para sacarle jugo a esa riqueza.
Dejaron solos a los productores, tanto a agricultores, ganaderos, citricultores y pescadores.
Desde el 2019, la Federación suspendió todos los programas de subsidio al sector agropecuario. No les dejó uno solo y la consecuencia ha sido terrible: más de 50 mil hectáreas abandonadas; un alarmante incremento de la migración de familias enteras hacia las ciudades; y una gran cantidad de productores endeudados con los bancos y particulares que les subsidiaban la actividad.
Por eso es que vemos recurrentemente a miles de agricultores bloqueando carreteras o “tomando” oficinas públicas, tratando de presionar a las autoridades, evidentemente sin resultado alguno.
El tema vuelve a la mesa porque el próximo uno de octubre inicia un nuevo gobierno que encabezará la morenista Claudia Sheinbaum, y con ello nace la esperanza entre miles de familias del sector agropecuario, de que la política agropecuaria sea diferente.
En Tamaulipas los productores cruzan los dedos para que la visión gubernamental para el campo sea distinta, y que les den las herramientas mínimas para explotar la riqueza natural que el estado posee.
Ojalá sea así, porque de persistir la misma política agropecuaria de los últimos seis años, habrá una crisis social incalculable en entidades como la nuestra.
La verdad, con todo el potencial agrícola, citrícola, ganadero y pesquero que posee, Tamaulipas debería estar destacando en el ámbito internacional y su riqueza se debería estar viendo reflejada en el bienestar de su campesinado.
Que eso suceda depende mucho, insisto, de que la visión que tenga el gobierno de Sheinbaum sea muy distinta a la de López Obrador. Esperemos que así sea.
EL RESTO
CUARENTA Y SEIS Y CONTANDO.- Las especulaciones sobre quién será el próximo titular de la Junta de Gobierno del Congreso del Estado, siguen a todo lo que da, sobre todo hacia dentro del mismo Poder Legislativo.
Sin embargo, durante los últimos días se ha fortalecido la versión de que los bonos favorecen a un nuevo candidato. Se trata del doctor Víctor Manuel García Fuentes, representante del Distrito 10, con cabecera en Matamoros.
Con ello, suman tres los que se disputarán el mando del Congreso del Estado: la actual presidenta, Úrsula Patricia Salazar Mojica; el reynosense Armando Zertuche Zuani; y el doctor García Fuentes.
Lo cierto es que el tiempo se acorta, porque la próxima legislatura local, la 66, inicia sus funciones dentro de 46 días.
ASÍ ANDAN LAS COSAS.