Claudia Vázquez
Los “CANACOS” de Victoria andan en disputa por la presidencia del organismo camaral, de ahí que los o las aspirantes permanezcan en franca campaña ante los grupos que se han conformado al interior de esa cámara.
Queda claro que atrás quedaron los tiempos en que los empresarios afiliados a la Cámara Nacional de Comercio, hombres en su gran mayoría, se ponían de acuerdo y elegían al sucesor del representante en turno.
Todo el gremio de alguna manera se sumaba al proyecto del elegido, incluso si éste tenía aspiraciones políticas, porque cabe recordar que Canaco Victoria dio un presidente municipal y funcionarios de primer nivel en los gobiernos estatales.
Aunque en estos tiempos parece que su “peso” ya no les da para aspirar a un puesto de elección popular, pero Canaco tiene el encanto del poder social y económico que representa, aunque bien, podrían participar en la estructura de gobierno, pero sería por las relaciones sociales de los mismos empresarios.
Hoy se dice que la pugna por la presidencia del organismo es entre hombres y mujeres y por lo mismo no está definido como podría terminar, porque ahora como nunca existen varios aspirantes y se da por entendido que ya conformaron grupos.
Y unos a otros se han dado a la tarea de “desprestigiarse”, al más puro estilo de la política tradicional, aunque estas “patadas” no han salido de los pasillos del sector empresarial, pero es cosa de tiempo.
Esperemos que no suceda como en Reynosa hace algunos años, en donde se dio una disputa similar, aunque la variante en ese caso era la presunción de malos manejos de los recursos financieros producto de las cuotas de los agremiados.
Siempre ha dicho que la pugna por el poder generalmente no tiene límites ni costos, y eso se entiende en política, por la presunción de que el interés por alcanzar un puesto se basa en el beneficio económico.
Pero en el caso de los “canacos”, cual es el encanto de representarlos, ¿acaso el beneficio va más allá de la satisfacción de ser y servir?
Pero bueno, sin lugar a dudas que algún “atractivo” ha de tener.
Por lo pronto se podría decir que esto sucede “hasta en las mejores familias”.