Ma. Teresa Medina Marroquín
OPOSICIÓN EXPRESA PÁNICOS Y NO ACTITUDES VALIENTES DE ENFRENTAR LA LEY
¿Somos muchas las personas de este país que tal vez estemos percibiendo equivocadamente las quejas, lamentaciones y hasta chillidos de la clase conservadora mexicana?
Lo cierto de todo es que esta gente, nativa de los desoladores espacios del PAN y el PRI, cuyas dirigencias manejadas por Marko Cortés y “Alito” Moreno quedaron peor que efigies momificadas, dan la impresión de sufrir tanto como si hubieran sido condenadas al castigo eterno.
Todos los días que nuestro Señor Dios nos permite vivir otra jornada de 24 horas, no hay momento libre de ese giro lastimoso que invoca a un duelo donde la percepción es igual o peor a cuando se perdieron (entre 1821 y 1853) más de dos millones 500 mil kilómetros cuadrados de territorio nacional.
¿Será para tanto? ¿Es justo y correcto que ciertos personajes acudan a los micrófonos de medios nacionales para quejarse de que (por ejemplo) en el Congreso de Tamaulipas les aguardan las autoridades policiales para ejecutarles una orden de aprehensión?
Entre otros conservadores, estos se duelen de que la toma de protesta de los 36 diputados de la Legislatura 66 haya sido acordada y programada para el lunes 30 de septiembre a las 11:00 de la noche.
Al menos toda la clase política tamaulipeca fue informada puntualmente, desde las oficinas de la diputada Úrsula Salazar Mojica, presidenta de la Junta de Gobierno, de la fecha señalada.
¿Cuál es el problema entonces? Ninguno.
Y tan ninguno que esas representaciones políticas que hoy parecen haberse vuelto irredentas sólo expresan pánicos y no actitudes valientes de enfrentar a la ley, pues lo único que propuso Úrsula Salazar, y le fue autorizado por esa soberanía, fue que la primera sesión ordinaria del primer período de esa 66 Legislatura se encuentre lista en las primeras horas del martes uno de octubre.
OLVIDAN QUE DESDE SIEMPRE TODO HA SIDO RETROCESO Y RELANZAMIENTO
Pero los opositores insisten en un cuento que ya todo mundo conoce de sobra: Que algún día nos lamentaremos, mujeres y hombres de esta nación, del gobierno presidido por Andrés Manuel López Obrador.
¿Ese cuento admite que alguna vez las transiciones sexenales estuvieron libres de graves desafíos, dejando sin cicatrices tristes y profundas?
De las transiciones históricamente más recientes, que van de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, así como la de Ernesto Zedillo y Vicente Fox donde se acusó al priista de traicionar a Francisco Labastida Ochoa, sin omitir “el error de diciembre de 1994” con el que Zedillo descarriló políticamente a Salinas.
Más el fraude electoral tolerado por Fox para que Felipe Calderón ganara la Presidencia de la República al entonces exjefe de Gobierno de la Ciudad de México, Andrés Manuel López Obrador, y las complicidades entre el panista Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto para que el exgobernador del Estado de México volviera a llevar al poder al PRI a Los Pinos.
¿Y esto anterior será casi nada si se compara con el cambio sexenal que despide a López Obrador y da la bienvenida a Claudia Sheinbaum?
¿Acaso la vida de esta nación no ha sido un permanente retroceso y relanzamiento sexenal, que bien definen a qué atenernos cada seis años?
No son pocas las voces que aconsejan a las debilitadas oposiciones, PAN y PRI, de sumarse a ese conglomerado enorme y diverso que le ha permitido a Morena ganar ya en dos ocasiones la Presidencia de la República.
Es más recomendable luchar desde adentro que desde afuera, y es más útil meditar que pelear si lo que se pretende es avanzar con propuestas donde claramente la gente compruebe que los proyectos tratan de mejorar la vida de la gente a través de la democracia.
¿Y por qué no? ¿Qué tal si la fabulosa maquinaria con la que AMLO llevó a cabo la 4T tuvo algunas fallas que la competencia puede superar?
Pero sucede que a esta gente le gusta la buena y cómoda vida. No les gusta mucho que digamos el trabajo.
¡Deseándole un día maravilloso!
@columnaorbe
