Mauricio Zapata
Estamos en la recta final del año.
Un año con altibajos; de mucha intensidad; de mucha grilla y de mucho activismo.
Un año en el que cambiaron muchas cosas.
Un año en el que se puede hablar de un antes y un después en muchos rubros.
Tamaulipas no se queda atrás en lo que se dio durante este 2024 que está a punto de terminar.
Quedan muchas reflexiones.
Se modificó el mapa político de Tamaulipas; ahora con más presencia guinda y, por ende, con una política, se supone diferente, aunque estamos viendo que todo ha cambiado para seguir igual.
Se va un 2024 con muchas tareas pendientes en varios ámbitos, entre ellos, las promesas que nos hicieron desde hace algunos años sin que se concreten.
Un año en el que la salud dejó de ser prioridad, a pesar de que estamos, según dijeron, a la altura de Dinamarca.
Un año en el que la educación ha sufrido retrocesos y volvimos a mediados del siglo pasado.
Un año en el que la seguridad tampoco fue prioridad y ahora es un tema bastante delicado que se sufre para poder poner un remedio eficaz.
Un año en el que la política quedó relegada, y me refiero, a lo que marca el librito para establecer condiciones que mejoren un beneficio colectivo.
Un año en el que se pretendía fortalecer un cambio que nunca llegó, y por el contrario, se regresó a aquellos años en donde solo se halaga a una figura, que por cierto, “pecó” de egolatría.
Un año en el que se concretaron cambios que, lejos de beneficiar a todos, se hicieron por caprichos, resentimientos y venganzas, como la reforma al sistema judicial.
Un año en el que nos quedaron mucho a deber.
Un año en el que los contrapesos se rindieron y casi, casi, dieron un paso al costado.
Un año en el que nada ha podido mejorar.
Un año en el que nada ha podido ser diferente.
Un año, pues, que está para olvidarse en muchos aspectos.
EN CINCO PALABRAS.- Ojalá el 2025 sea mejor.
PUNTO FINAL.- “Cambiaron de tercera a segunda cuando debieron ir en quinta”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata