Claudia Vázquez Andrade
Tal parece que el campanazo de salida con rumbo a la elección del 2024 ya se dio a los secretarios y subsecretarios de Tamaulipas, pues algunos empezarán con una gira por los diversos medios de comunicación para dar a conocer sus logros y mostrar sus virtudes a los tamaulipecos.
A decir de los enterados, son pocos los que gozarán de esa libertad para desplazarse no solo por los escenarios, sino por el territorio tamaulipeco si la necesidad lo amerita.
Aseguran los que saben, que la frontera norte lleva mano en esa “libertad” pues ya tienen “amarrada” una candidatura y su relevo se esconde en su mismo color.
Claro que los cercanos al círculo del poder ven futuro en ambos personajes, de ahí que se la llevan “despacio” con uno y otro.
De los subsecretarios, también se puede decir que tienen futuro, por lo menos uno de ellos tiene “tablas”, experiencia suficiente y fue probado en las urnas como para competir de nuevo. Sería un buen legislador local para lo que viene.
Por lo pronto, en los días por venir se verán desfilar por los reflectores de medios y seguramente se conocerá vida y obra de cada uno de ellos. Lo más seguro es que se ventilará lo blanco y lo negro.
Y paralelo a ese proyecto, se prepara el otro, que muy seguramente al llegar a la otra esquina del poder se notará su presencia, porque la experiencia y perversidad nunca se puede ocultar.
Y la verdad sea dicha, hay dependencias en donde no basta con buenas intenciones y caridades, se requiere de mano izquierda, pero sin perder la derecha para casos extremos.
Claro que de llegar este personaje, como aseguran los enterados, los morenistas de “hueso colorado” se quejarán amargamente.
Y al final del camino también tendrán que aceptarlo, pues las cuentas a los tamaulipecos, solo los dará una persona, y esa es la misma que toma las decisiones.
LA ÚLTIMA
Bien dicen que en la vida todo tiene solución, y esas expresiones populares también aplican para la política, de ahí que no cause sorpresa ver a determinados políticos reunidos para limar asperezas y lograr acuerdos en beneficio de sus “bandos”.
Y a decir de testigos, eso es lo que sucedió en un salón privado de conocido restaurante de la capital de Tamaulipas, en donde departían alegremente tres diputados; dos hombres y una mujer.
Se podría decir que “arreglaron Matamoros”, pero no, en todo caso sería: “arreglaron Tampico”.
¿Cuál fue el acuerdo?, eso solo ellos lo saben, pues la reunión fue a puerta cerrada, y esta solo se abrió cuando salieron, y habrá que decir que se fueron sonrientes, casi de la mano, pero de prisa y tratando de no ser vistos, cosa que obviamente no lograron, pues olvidaron que estaban en un lugar público y muy concurrido.
En fin, el punto es que los legisladores muy seguramente dejaran ver los acuerdos en alguna sesión ordinaria del Congreso del Estado, cosa de escuchar las declaraciones que hagan.
Aunque mucho se especula que los morenistas están festinando por adelantado que tienen “amarrada” la mayoría calificada, por lo que solo será cuestión de tiempo para empezar a desenredar la madeja que les dejaron los que se fueron.
La verdad, es de creer lo que se especula, y hasta se podría decir que se tardaron, porque el poder real no permite debilidades, y no hay objetivos que no puedan lograr.
Siempre será cosa de buscarle el lado y el precio.