Felipe Martínez Chávez
Parece que “Don Cachorro” Cantú, jefe estatal del PAN, no se quiere ir sin dar cristiana sepultura a los restos del “difuntito” organismo.
No es extraño que luego de una elección en que les va mal hagan una “carnicería” interna echando culpas de las derrotas.
La nueva purga fue anunciada por Manglio Murillo Sánchez, representante ante el Ietam.
Calcula que expulsarán al 30 por ciento de la militancia por traición a los principios azules.
Si ahora mismo cuentan en Tamaulipas con ocho mil 900 afiliados -según la lista oficial-, los expulsados serían alrededor de dos mil 700.
Se quieren quedar con seis mil, el mínimo para recibir subsidio del Gobierno del Estado.
Los conservadores son muy viscerales.
Por quítame estas pajas quieren destruir a sus contrincantes. De la disputa por cualquier chamba o billete hacen un escándalo.
En 2010, el entonces gerente, Francisco Garza de Coss, hizo una purga que los dejó al borde de perder el registro, o el subsidio, que es lo que más les interesa.
Echó a 120 activos a los que consideraba sus enemigos y protegió en la nómina del CDE a consejeros suyos.
Algunos participaron en planillas con el enemigo, ya de regidores, síndicos o suplentes, o representantes en casilla.
La historia se repitió en las siguientes elecciones, y la de 2024 no fue la excepción.
La gente es oportunista, se va cuando ya no escurre miel. La mayor parte ingresan a los partidos porque esperan, por lo menos, ser salpicados.
Hablando con la verdad, cierto que Acción Nacional necesita cribar su militancia porque hay miles que simpatizan con la oposición, algo en lo que son muy celosos los jerarcas.
Por ejemplo, el partido tiene como militante a Alberto Lara Bazaldúa, de Reynosa, quien es diputado por el grupo Morena y aliados. Fue legislador por el PAN, pero ya no le interesa.
Hay cientos en retiro porque vieron que ya no escurre. Otro ejemplo son los Herbert, de Aldama, una plaga que centaveó los programas federales del panismo y por un tiempo se apoderaron de la alcaldía.
Ahora se dicen guindas, pero no les abrieron la puerta porque los conocen.
Los ex caciques de Altamira, Alma Laura Amparán y marido no están en el padrón de militantes. Igual, quisieron hacerla de malabaristas, dar el salto mortal y caer parados en Morena, pero en Palacio saben de su corrupción.
En Palmillas el cacique Jorge Monita Silva desertó del cabecismo cuando vio que se acabó la miel. Fue alcalde por el PRI, llevó a su esposa Nieves a la alcaldía por el PAN, y ahora es presidenta su hijita Sindy, por el PT (alianza morenista).
Don Cachorro necesita expulsarlos, con lo cual le quedarían 12 militantes en ese municipio.
Entonces sí hace falta actualizar el padrón. Algunos renunciaron y se fueron a trabajar con los de enfrente, como en Reynosa, donde el propio Cachorro calcula que 500 tienen chamba con Morena, lo cual es muy respetable y no configura delito ni falta moral.
Eso de la expulsión no debe tener preocupados a los desertores, a menos que tengan un buen “chivito” en el CDE.
Pueden regresar si se lo proponen, como es el caso de Ramiro Salazar Rodríguez, el orgullo de Hualahuises, NL, hoy uno de los hombres más acaudalados de Matamoros, pero con la mancha de haber sido cliente del reclusorio de esa frontera.
Un día lo expulsaron “de por vida”, en otra vendetta interna, pero regresó para volver a ser diputado local. No aparece en el Registro Nacional de Militantes.
Sí sus hijas Aracely, Elizabeth y Leticia Salazar Vázquez. No Verónica, la nacida para perder del clan.
Luis René puede expulsar a quien quiera bajo cualquier argumento. En 2010 Javier Garza de Coss dio de baja alrededor de 300 activos, algunos por “hablar mal” de sus dirigentes ante la prensa. Otros por deber cuotas.
Muy quisquillosos, pero no han dado de baja a gente vinculada a procesos como Gilberto Estrella Hernández, Alberto Salazar Anzaldúa y Mario Gómez Monroy. A lo mejor no ha llegado la orden “del otro lado”.
Para no hacerla tan larga, el recuento dice que en 2021 expulsaron a 95, entre ellos a Maki Ortiz Domínguez, entonces presidenta de Reynosa, “por alta traición” al partido.
En 2023 Cachorro dio de baja a las diputadas Danya Aguilar, Sandra Luz García, Mireya González y Nora Gómez. La última se defendió y la ratificaron como presidenta del partido en Tampico.
Después de las elecciones de 2024, expulsaron a 40 de Reynosa, según los propios dirigentes.
En tema diferente, expertos académicos de la UAT obtuvieron patente del Instituto Mexicano de Propiedad Industrial, en un proyecto para desarrollo de un modelo de predicción de contaminación del aire.
El Dr. Edgar Tello Leal, investigador de la Facultad de Ingeniería y Ciencias, dijo que las innovaciones utilizan inteligencia artificial mediante el uso de sensores de aire monitores de partículas. Dos aplicaciones fueron avaladas por el IMPI, lo cual es un alto logro para nuestra casa de cultura.