De los buenos amigos se aprenden lecciones y hábitos que trascienden para la vida entera, y de Elodie Poupion, normanda y mexicana ya por adopción, quien además fue mi mejor maestra de un francés que me ayudó mágicamente a redescubrir mientras residió en Victoria, pero que volvió a oxidarse ante la falta de práctica y su ausencia al mudarse a otra ciudad del país y fundar exitosamente su escuela de idiomas; de ella aprendí sobre la amistad, por supuesto, pero también a apreciar y revalorar la lengua, la cocina y el cine francés.
Cada año promovía entre amigxs y alumnxs el festival anual llamado Tour de Cine Francés, que hoy llega tanto a salas comerciales como a cinetecas y espacios independientes y que es una muestra del talento magistral de algunxs francesxs para realizar cine.
Este año, en compañía de otra extraordinaria amiga, me animé a desvelarme un sábado -ya los años cobran caro las trasnochadas- para ver la cinta intitulada para Latinoamérica como El Señor Blake, a sus Órdenes (Francia, 2023), parte del 28º Tour de Cine Francés en México, y que resultó un deleite para quien les escribe.
De una simpleza tal que pasaría por una comedia romántica y bobalicona más, esta película de diálogos magníficos y humor inteligente (que no pretencioso) retrata escenarios bellísimos de cuentos de hadas y da muestra, en su ópera prima, de la capacidad del escritor, guionista y ahora director Gilles Legardinier (París, 1965) para contarnos una historia que revela rasgos íntimos de seres humanos que coinciden en el lugar y momento más críticos de sus vidas, pero que se centra en las soluciones más que en los problemas.
En francés lleva por título Complètement cramé!, y Elodie generosamente me explica por mensaje de audio que tiene dos significados en su traducción al español: el primero, cuando algo “se ha pasado de quemado”, su primera acepción, digamos, literal; y el segundo, más coloquial, simplemente es “te caché”, muy ad hoc al sospechoso origen de ese peculiar mayordomo inglés -genialmente interpretado por John Malkovich y llevado a lo más entrañable como una rareza de su histrión- quien buscando un descanso reflexivo y solitario tras la muerte de su esposa, a quien conoció años antes como maestro de inglés en esa extensa y suntuosa mansión campiña, origen de su primer encuentro, decide hacer una pausa en su vida.
Ahora convertido en prominente empresario, su reserva para alojarse en la finca de sus recuerdos más amorosos genera la comedia de confusiones que lleva al Sr. Blake de lo anecdótico a lo intimista luego de aceptar un periodo de prueba como mayordomo demostrando así cuánto bien nos hacen la generosidad y el interés por el otro, vaya, recuperar las conexiones perdidas y la empatía.
Fanny Ardant, elegante figura de la mejor actuación francesa, ejecuta el rol de la dueña de la propiedad, quien atraviesa una lamentable precariedad luego de enviudar. Cohabitan además en ese espacio, alejado de la hiperconectividad del mundo actual, una mujer madura, como la ama de llaves y talentosa pero tímida cocinera; una joven lavandera que atraviesa la encrucijada de su vida; un tierno y guapo mozo jardinero, que impone por su bravura y complexión robusta pero cuyo pasatiempo consiste en construir pequeños refugios invernales para proteger a animalitos de sus depredadores y que personaliza artesanalmente; y Mephisto, el gato -¿acaso un leitmotiv?-.
Poco a poco, como quien construye desde el sentimiento y no desde el personaje, Legardinier pone de relieve los conflictos personales de cada uno y su nivel de involucramiento con el otro, que no deja de ser atrevido y grosero para tan solitarios personajes, pero que detona en amistad, solidaridad y consuelo.
Si bien, muchos aseguran que las obras del escritor francés, por cierto, el más leído en Francia durante 2014, no se ciñen a los cánones literarios, son muestra de que el arte no solo se hace desde, por ejemplo, la complejidad del posmoderno arte conceptual, y que, además, puede alejarse de la pomposidad y seguirnos reconectando desde la más profunda humanidad mientras nos entretenemos mucho, muchísimo, queridx lector. No pierda la oportunidad de verla a la primera ocasión y compártame, si así lo desea, su opinión al correo que pongo siempre a su disposición, [email protected].
¡Hasta la próxima!