septiembre 27, 2024
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Si te vas no hay lío para el campo

septiembre 27, 2024 | 1 vistas

A unas horas de dar por concluido el mandato del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien, fortalecido por las bases sociales con mayores necesidades, logró arribar al poder después de una campaña política de más de doce años.

Es que las inconformidades en cada rincón del país, sin duda, le permitieron ponerse al frente de ellas, encabezar las causas y unir todas esas voces que padecían algún tipo de desigualdad.

La integración de comités de base en ejidos, pueblos y rancherías, así como en las colonias y barrios de las ciudades, le permitió criticar y señalar lo malo que ocurría en los gobiernos anteriores, ganando cada día adhesiones ciudadanas, hasta consolidar lo que hoy todos conocemos.

En el caso del campo, en los primeros años de su gobierno, eliminó los programas que invertían recursos a la productividad, es decir a las actividades primarias encargadas de producir alimentos para todos.

Hoy, al cierre de su administración, encontramos que nuestro país, se coloca como el principal comprador de maíz en el mundo, considerado que es fundamental en la alimentación de los mexicanos y además es un grano histórico en nuestra cultura, esto, sin lugar a dudas es una aberración.

El 2024, cerrará como el año en que México compró al extranjero más de 23 millones de toneladas a países como Estados Unidos y Brasil.

Llama la atención, que siendo la alimentación un derecho fundamental para la humanidad, dictado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), México cierre un ejercicio presupuestal, trayendo de otras partes el 56 por ciento de los granos y oleaginosas que se consumen, por ejemplo: el frijol.

Los funcionarios federales han dicho que todo esto se debe a la sequía que padecimos en años anteriores, quizá en parte tengan razón, pero los expertos, científicos e investigadores coinciden en que la falta de políticas públicas y la eliminación de programas destinados, insisto a incentivar la productividad, han puesto en descubierto, la desatención que el campo hoy está padeciendo.

“Hoy comen, los que nos dan de comer” sentenció el Presidente, al referirse al programa sembrando vida, el cual, es considerado un éxito por la labor de reforestar dos hectáreas y media con árboles regionales y frutales; y en las calles de estos, sembrar maíz y frijol.

Honestamente, es una contradicción, sembrando vida, sí le ha dado un ingreso de entre cinco y seis mil pesos mensuales a los campesinos por estos años que han participado en él; más no significa que su producción de granos y oleaginosas vaya destinada a darle de comer a toda la comunidad.

Es decir, el enfoque social y colectivo cumple con el objetivo trazado desde su creación; pero exhibe las limitantes que, en lo general, los compañeros presentan, al no permitirles el uso de agroquímicos como insecticidas, herbicidas y fertilizantes.

Queda más que claro, que el incentivo a esta superficie agrícola, la entrega de fertilizantes del bienestar y el apoyo en efectivo del programa producción para el bienestar, no fueron suficientes para explotar el verdadero potencial que tenemos en el campo, específicamente en el de Tamaulipas.

Por este sexenio, no se vio al menos en el sector social, que un tractor, o algún implemento como rastra, sembradora o fumigadora se hallan apoyado con recursos públicos, lo que ha provocado un atraso en la tecnificación y en los equipos con los que se cuenta.

Ni que decir, del apoyo solicitado para la comercialización del sorgo, principal grano agrícola del estado, donde la negativa por otorgar los un mil millones de pesos por parte de la Federación a los productores, prácticamente pasó a hacer un carpetazo, esto sin duda, ha fortalecido la integración y unificación los agricultores en la lucha, lo que habrá de continuar el tiempo que sea necesario.

Queda comprobado que no es lo mismo criticar por criticar, que sumarse a la crítica constructiva; es decir, si los programas del bienestar en el campo, se hubieran sumado a los existentes, como decirnos en el rancho: “otro gallo nos cantara”.

Hasta la próxima.

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