Rogelio Rodríguez Mendoza
Durante la década de los 80 y 90, la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado (ahora Fiscalía), a través de su Policía Ministerial, recurría con mucha frecuencia a una estrategia para calmar los reclamos, el enojo o la intranquilidad social, ante una oleada delincuencial.
Cada que se “calentaba” una plaza (ciudad o municipio), la comandancia ministerial comenzaba a reportar inusuales capturas de bandas delincuenciales, decomisos espectaculares de drogas, y aprehensiones de “importantes y peligrosos capos” de la zona.
Obviamente, el impacto mediático de la sorpresiva eficiencia policial surtía efectos, porque ante los ojos ciudadanos se proyectaba una mano dura de la autoridad ante la delincuencia.
Pero la realidad era otra, muy distinta: lo que verdaderamente sucedía era que atrás de todo había una especie de arreglo con el grupo delincuencial que ejercía el poder en la zona.
El arreglo era simple: esa misma organización criminal se encargaba de “enfriar” la plaza, que por lo general se había “calentado” por la indisciplina de delincuentes menores o por la llegada de otros grupos al estado, y para salvar la imagen de la entonces institución responsable de la procuración de justicia, el grupo entregaba droga y delincuentes para que la Policía Ministerial mostrará trabajo, mano dura y eficiencia.
Pues bien, le cuento de todo ello por los repentinos “golpes” asestados por las autoridades federales y estatales a los grupos criminales que tienen a Sinaloa convertido en un baño de sangre, con un saldo de más de 500 homicidios en los últimos tres meses.
Durante los últimos días, y con el secretario de seguridad federal, Omar García Harfuch, personalmente al frente de los operativos, el Gobierno federal ha pegado golpes espectaculares a la delincuencia, uno de ellos el decomiso histórico de una tonelada de fentanilo, que provocó incluso la felicitación a México del mismo presidente de Estados Unidos, Joe Biden.
Además, han sido capturados presuntos jefes operativos y hasta el “cocinero” de un grupo criminal en Sinaloa.
Sin duda, se trata de acciones para aplaudir, sobre todo porque a simple vista pareciera ser una señal clara de que por fin hay un cambio rotundo en la estrategia de seguridad pública, con un ataque frontal a los cárteles criminales.
Esperemos, sin embargo, que no sea, como en los 80 y 90, una simulación producto de un acuerdo de las autoridades con uno o algunos grupos delincuenciales, para levantar la imagen del gobierno, tan desgastada por el tremendo fracaso que las últimas tres administraciones federales han tenido en el combate a la inseguridad pública.
Como quiera que sea, igual que ocurría en aquellos años, pronto nos daremos cuenta de si operativos como el de Sinaloa son auténticos, o los decomisos de drogas y capturas de jefes criminales son producto de un arreglo bajo la mesa.
Si el combate frontal va en serio, pronto tendremos que ver resultados también en otras entidades del país que, igual que Sinaloa están “ardiendo”, como Guanajuato, Guerrero, Chiapas y otros.
De lo contrario, si se trata de una farsa, también la verdad saldrá a flote, porque a diferencia de lo que ocurría en Tamaulipas hace cuatro décadas en que había un solo grupo criminal dominante, ahora se cuentan por docenas las organizaciones delincuenciales operando en el territorio nacional y será imposible hacer arreglos con todos.
La verdad, ojalá que el combate del gobierno a la delincuencia sea en serio, porque el país no resiste más tanta violencia, tanto asesinato, y sobre todo tantas víctimas inocentes.
EL RESTO
La bancada morenista en el Congreso del Estado tendrá que designar a diputados con mejor manejo de la tribuna y sobre todo de la argumentación, para confrontar al panista Ismael García Cabeza de Vaca, quien les ha estado ganando el debate en el Pleno.
Suman al menos tres ocasiones en que el diputado blanquiazul ha utilizado la tribuna para criticar o descalificar iniciativas del partido guinda, con argumentos bastante sólidos, mientras que la respuesta que ha recibido ha sido demasiado pobre.
Morena tiene en sus filas a legisladores con experiencia, que razonan bien y manejan con autoridad el escenario y la oratoria, entre ellos Armando Zertuche Zuani e Isidro Vargas Fernández, por lo que en algún momento la bancada tendrá que echar mano de ellos, porque la Legislatura apenas comienza.
ASI ANDAN LAS COSAS.