Apenas a unas cuantas horas en que la estructura de la Iglesia de la Santa Cruz en Ciudad Madero colapsó, con el saldo trágico que ya es del dominio público, la solidaridad del Gobierno de Tamaulipas, a través del Dr. Américo Villarreal Anaya, fue el principal apoyo moral y material para los sobrevivientes y familias afectadas.
El Gobernador del Estado demostró que la entidad tiene líder y autoridad, y que en este tipo de desgracias en que todo un edificio se vino abajo, la ciudadanía nunca estará sola a su suerte.
La mezquindad que habitualmente hemos conocido en la llamada “Clase Política”, al caso no se le permitió hacer su aparición siniestra.
Esto es, la solidaridad que Américo Villarreal Anaya ha demostrado a propios y extraños en estas horas de angustia ha sido fundamental, sea porque él mismo coordinó los trabajos de rescate, y porque convocó la destacada presencia y apoyo de las Fuerzas Armadas.
Las cuales aplicaron el Plan DN E III, en el que pusieron a la disposición todas las unidades hospitalarias, contándose, hay que reconocerlo también, con el apoyo del sector empresarial que oportunamente contribuyó con maquinaria pesada y vehículos para despejar la zona de desastre.
En palabras sencillas, pero relevantes, la sola presencia de la sociedad civil y del Ejecutivo estatal generaron una cadena extraordinaria, que raras veces se ve en la vida normal, de solidaridad y amor al prójimo.
Decía que la siniestra presencia de la falsa “Clase Política”, siempre oportunista, se desvaneció. No hubo lugar para que esa plaga impusiera su anarquía.
Pero, ¿deben ocurrir este tipo de tragedias, para que lo mejor de la gente emerja y todos se conviertan en hermanos y amigos? Quizá una pregunta tan dura y crítica no sea tan oportuna en estos momentos.
No obstante, la locura del mundo, empezando por los conflictos políticos que azotan al planeta, impiden que aflore la verdadera humanidad que todas y todos llevamos en nuestros sentimientos y en el alma.
APOYO INCONDICIONAL A LOS SOBREVIVIENTES Y SUS FAMILIAS
Se dice que la naturaleza humana es egoísta y que poco le importa si a muchos o a pocos les cae la desgracia, sino hasta que ve en una forma tan cercana y terrible las consecuencias de una catástrofe.
En el caso de la iglesia las cosas por fortuna fueron distintas; y el ejemplo del mandatario estatal, ofreciendo todo el apoyo necesario, contribuyó a que todas y todos compartieran lo mejor de sí mismos.
El reporte que emitió el propio Gobierno de Tamaulipas hizo del conocimiento de la ciudadanía, al igual lo hicieron diversos medios de comunicación, las palabras de Américo Villarreal Anaya:
“Tienen toda nuestra solidaridad, cuentan con todo el apoyo del Gobierno del Estado en este momento tan difícil de un evento sorpresivo y trágico, y estaremos muy atentos de lo que podamos estar apoyándolos y cuentan incondicionalmente con el apoyo del Estado de Tamaulipas.”
Las palabras fueron entonces la solidaridad con los sobrevivientes de ese desastre y sus familias, ofreciendo incondicionalmente el apoyo de Palacio de Gobierno en Ciudad Victoria.
Ignoramos cuantas jornadas más de trabajo se prolongarán en el infortunio; supongo que los trabajos van para largo, incluyendo los aspectos que van desde los peritajes hasta los ineludibles procesos legales de los fallecidos.
Advirtiendo que sería muy absurdo que algunos sujetos aprovecharan estas graves circunstancias para capitalizar el tema electoral que se avecina, en medio del dolor de las familias afectadas. Para esa gente, vaya toda la condena social.
TODOS CONOCEN A LOS “ASPIRANTES” QUE LLEVAN LA TRAGEDIA
Y a propósito de oportunistas que siempre llegan con las manos vacías y las uñas largas, el 2024 será muy distinto por el blindaje ciudadano ante “aspirantes” que a las primeras de cambio serán repudiados. Lo bueno es que ya todo mundo los conoce.
¡Feliz miércoles!
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