El día 14 por la noche estaba en una reunión social cuando me enviaron los datos preliminares: “Compadre, ganó Blanca”, le dije a uno de los presentes y su respuesta fue inmediata: “No entienden”, efectivamente, esa fue la cuestión, que los burócratas no entendieron, o no quisieron entender, que estaban en una oportunidad para el cambio de dirigentes sindicales. En realidad, los resultados tuvieron una lógica, que nace del contexto sindical.
Los datos indican que Blanca Valles será, nuevamente, la líder del Sindicato de los burócratas estatales. Cinco años más, puesto que ya no se podrá reelegir. En pocas palabras, los que perdieron bien que saben, que la próxima cita será en cinco años… y tienen que trabajar, claro, si quieren ganar: los votos no nacen de la nada, hay que trabajarlos, ganarlos y eso, aquí y en China, demanda un buen trabajo de base.
AMLO TARDÓ 18 AÑOS
Blanca ganó porque los burócratas, en casi 30 años, solo han escuchado su nombre, porque los beneficios que hoy disfrutan ella los negoció, ella se los consiguió; y cada vez que requirieron de su apoyo, ahí estuvo a la mano de la estructura, puesto y listo para brindar apoyo. Debe tener fallas, pero no muchas, puesto que la oposición no ha crecido… Los datos indican que Blanca obtuvo más votos que todos sus adversarios.
Es la inercia sindical, que no están preparados para el cambio. Lo podemos ejemplificar con lo que sucedió con AMLO: tardó 18 años en convencer al electorado de que el cambio era necesario; de que todos los males eran consecuencias de la mafia del poder y que era necesario cambiar. Perdió dos elecciones presidenciales y fue hasta la tercera que logró el ansiado cambio: que 30 millones de mexicanos le dieran su voto y se convirtiera en el Presidente de México.
EL CASO DE PEMEX
Con la llegada de la 4T al gobierno se cambió la legislación para que los trabajadores emitan su voto, de manera directa y secreta. Sin embargo, no es fácil que eso suceda: la cultura de la inercia, de la resistencia al cambio, está arraigada y el mejor ejemplo lo tuvimos con la elección del sindicato de Pemex. Ahí, el caciquismo sindical fue evidente: Joaquín Hernández Galicia, que fue encarcelado por Carlos Salinas de Gortari; luego Carlos Romero Deschamps, que fue obligado a jubilarse.
Los trabajadores de Pemex al igual que los burócratas ejercieron su derecho a votar. No podían hacerlo por su líder y cacique, ya AMLO lo había jubilado; pero votaron por quien, durante años, fue el tesorero del sindicato, es decir, gente de toda la confianza de Carlos Romero. La oposición no mostró musculo y es, precisamente, lo que puede pasarle a la oposición de Blanca: si no trabajan, si no se reúne con las bases, dentro de cinco años van a volver a perder con alguien cercano, de las confianzas de Blanca.
TEMOR A CAMBIAR
En la década de los 70’s, de eso hace 50 años, gobernaba el PRI y el Presidente de la Republica se transformó: pretendió cambiar las estructuras mentales, para inducir el cambio. Ya para ese tiempo los reclamos sociales se manifestaban con guerrillas y una izquierda que no consolidaba su presencia, era clandestina. Por eso, en otro gobierno, el de José López Portillo, se hizo una reforma electoral: para que la izquierda diera la cara y participara en las elecciones.
Fue un cambio, inducido, para que todo siguiera igual. Ahora, por ejemplo, estamos siendo testigos de cómo la 4T, construye el mismo proceso: un cambio para que todo siga igual. La consolidación de Morena es inminente: volveremos al sistema de partido con el predominio de uno solo, en este caso Morena sustituye al PRI, en tanto que el Verde y el PT se convierten en los paleros, con en otra época lo fue el PARM y el PPS del PRI.
PUEBLO GUADALUPANO
Y fue, en aquella época de los 70’s, cuando se dijo que México es un país de guadalupanos, creemos en la Virgen de Guadalupe, vivimos con la esperanza de que un día todo va a cambiar. Cada sexenio, cada cambio de gobierno, vivimos la ilusión, la esperanza de que, ahora sí, todo será diferente. Por eso, aún se recuerda como un secretario del Trabajo pido a los obreros, en un 1 de mayo, que se encomendaran a Dios para que les fuera mejor.