“TACAÑERÍA” EN EL PAN.- Tan mal andan las cosas dentro del PAN tamaulipeco, que la próxima bancada en la 66 Legislatura batallará en serio para encontrar asesores legislativos.
Resulta que varios de los abogados que hoy asesoran a los diputados panistas andan a punto de tirar la toalla porque nada más no les pagan puntualmente sus salarios.
Como su pago se genera de las aportaciones que hacen cada uno de los diputados que integran el grupo parlamentario, y hay varios que de plano ya no quieren “cooperar”, pues cada quincena están batallando en serio para que les cubran sus sueldos.
En esas condiciones, nos dicen, los nuevos diputados van a batallar mucho para encontrar quien los quiera asesorar, y menos con esos antecedentes de tacañería que ya son públicos en el Palacio Legislativo.
Seguramente en eso, de la carencia de asesores, se explican los “osos” legislativos en que han venido incurriendo algunos de los actuales diputados, como el caso de Raúl Rodrigo Pérez Luévano, quien en una sesión de la Diputación Permanente pidió, ¡que se anulara su voto a favor de la reforma judicial! que había entregado en una plenaria extraordinaria previa.
Lo que en otras palabras estaba pidiendo el secretario de finanzas del PAN estatal, era literalmente, ¡regresar el tiempo!.
PEÑA, ARREPENTIDO.- Por cierto, uno de los diputados panistas que debe andar lamentándose, y mucho, es Gerardo Peña Flores.
Resulta que, durante el sexenio del panista, Francisco García Cabeza de Vaca, “GP” fue uno de los funcionarios más poderosos de la administración estatal.
Primero fue titular de la Secretaría de Bienestar Social, (Sebien), la dependencia más poderosa, política y económicamente, del Gobierno estatal.
Luego, fue encumbrado como diputado local y presidente del Congreso del Estado en la 64 Legislatura, desde donde se encargó de “blindar” al cabecismo a través de la colocación de diversos “candados” a la constitución local para proteger a funcionarios cabecistas enquistados en posiciones claves del gobierno, y sobre todo para boicotear el inicio del gobierno del doctor, Américo Villarreal Anaya.
Al final de la administración de Cabeza de Vaca, Peña dejó la diputación federal a la que llegó por la vía “pluri, para asumir como secretario General de Gobierno.
Sin embargo, con todo ese poder de influencia y decisión, el abogado avecindado en Reynosa abandonó a quienes fueron sus más cercanos colaboradores.
Uno de ellos es el abogado, Alfonso Torres, quien fue su secretario general en el Congreso estatal.
Hoy, en que Peña regresa al Congreso en calidad de diputado de oposición, Torres ha sido reclutado, por su experiencia y capacidad en el derecho parlamentario, por legisladores de Morena.
Seguramente a estas alturas y bajo las condiciones políticas imperantes, GP ha de estar lamentándose de haber descuidado a uno de sus activos más importantes.
Con mayor razón cuando Torres ha sido el cerebro que ha construido varias de las acciones legislativas que han venido desarmando legislativamente al cabecismo.
EL COQUETEO DEL MAGISTRADO.- El que parece andar buscando un acercamiento con las jerarquías del Gobierno estatal, es el exfiscal anticorrupción y hoy magistrado del Supremo Tribunal de Justicia, Javier Castro Ormaechea.
El viernes pasado, en un restaurante de la periferia de la Ciudad, quien fuera el brazo ejecutor de venganzas políticas del exgobernador, Francisco García Cabeza de Vaca, fue visto muy diligente con uno de los más poderosos subsecretarios y con el dirigente estatal de Morena, con quienes coincidió como comensales.
Don Javier dejó a un lado el egocentrismo y la vanidad que lo caracterizaban cuando en ejercicio del cargo en el gobierno cabecista hacía gala de su poder político, desplazándose con un nutrido grupo de escoltas y en vehículos blindados, sin que nadie se le pudiera acercar.
Esta ocasión llegó en su faceta humilde: sin escoltas, manejando su camioneta y, acompañado de su esposa, Patricia Saldívar, diputada electa del PAN, y ambos tuvieron que acudir hasta donde los funcionarios departían, solo para estrecharles la mano, e intercambiar con ellos unas cuantas palabras.
Cualquiera diría que el otrora implacable fiscal anticorrupción anda coqueteando con el morenismo.
ASÍ ANDAN LAS COSAS.