Mauricio Zapata
Ayer se conmemoró el 56 aniversario de la masacre en Tlatelolco que culminó con el movimiento estudiantil previo a los Juegos Olímpicos.
En poco más de medio siglo se han escrito miles y miles de páginas. Se han escuchado miles de voces y se han visto decenas de imágenes y análisis de aquella tarde en la Plaza de las Tres Culturas.
Pero, ¿qué papel jugó Tamaulipas en ese movimiento?
Fue casi nula. Escasas manifestaciones en la entidad. Pero, los que sí sobresalen fueron dos tamaulipecos pilares en lo que fue ese año.
Uno de ellos fue Emilio Martínez Manatou, entonces Jefe de la Oficina de la Presidencia de Gustavo Díaz Ordaz.
El político tamaulipeco era entonces uno de los principales prospectos para suceder en el cargo al entonces mandatario de la nación.
Su papel en aquel conflicto que puso en jaque al gobierno mexicano, si bien, no fue determinante, sí influyó mucho para que a la postre no fuera nominado a la candidatura presidencial.
El Doctor Martínez fue uno de los que se opuso a la represión del movimiento durante todo el tiempo que duró el conflicto.
De acuerdo con testimonios publicados en diversos libros y documentos, para este problema el presidente Díaz Ordaz tenía un diablito y un angelito que le aconsejaban cómo actuar en torno al problema.
El angelito era Martínez Manatou. Se cuenta que, en las reuniones de gabinete para establecer las estrategias, el tamaulipeco siempre aconsejó el diálogo. Siempre se pronunció por una salida pacífica.
Sin embargo, el presidente Díaz Ordaz se sentía agraviado con el movimiento, tan es así, que prefirió escuchar los del diablito.
Desde una noche antes, el tamaulipeco se oponía a usar la fuerza para terminar con el conflicto. Pero, no influyó en la decisión presidencial.
Al final, eso fue lo que contó para que el mandatario decidiera que Emilio Martínez Manatou no fuera el candidato a la presidencia del país.
El otro tamaulipeco destacado en 1968 fue don Marte R. Gómez. Él no tuvo nada que ver con el conflicto, sin embargo, fue el principal impulsor y gestor para que el Comité Olímpico Internacional otorgara la sede a México para organizar los Juegos Olímpicos de aquel año. Sin la intervención de este tamaulipeco no hubiera sido posible ese logro.
EN CINCO PALABRAS.- Nadie se acuerda de ellos.
PUNTO FINAL.- “En los conflictos siempre hay un villano, si no, no hay conflicto”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata