María José Zorrilla
Hace algunos días la Bolsa de Nueva York reportó que Nvidia se convirtió en la empresa más valiosa del mundo con un valor de 3.3 billones de dólares, al subir sus acciones 2.5 por ciento el jueves pasado, lo que significa un incremento en lo que va del año de 173 por ciento sobre el 19 por ciento de Microsoft, su competidor más inmediato y quien ocupara el primer puesto como la más valiosa anteriormente. Nvidia, líder mundial en computación e inteligencia artificial, es ampliamente conocida por los amantes de los videojuegos y diseñadores gráficos, no obstante que su línea de acción incluye desde la nube para almacenar datos y laptops hasta simulación de ingeniería, coches autónomos, potenciar la ciencia y la medicina y optimizar los flujos de trabajo. En esta era de increíbles avances, también hay controversias, y hace poco salía una encuesta que la mitad de los propietarios de vehículos eléctricos en Estados Unidos no están muy convencidos de sus automóviles. Resulta que consumen mucha energía para recargarlos. No hay suficientes estaciones para recargar en viajes largos, es muy estresante pensar que se te acabe la batería. Otros no cuentan con la infraestructura en su casa y a otros simplemente no les parece tan cómodo ni les gusta manejar estos vehículos. Casi la mitad de los americanos supervisados estarían dispuestos a volver a usar vehículos de combustión tradicional. A nivel mundial la tendencia no es nada mejor en relación con los vehículos eléctricos. Y aunque en los otros países donde se levantó la encuesta, como Alemania, Japón, China, Francia, Italia y Brasil, los porcentajes no son tan altos, cerca de un 30 por ciento volvería a los autos de combustión. Por otro lado, los vehículos autónomos como los que utilizan tecnología de Nvidia empiezan a tomar relevancia a nivel mundial. No sólo hay carros autónomos, el transporte aéreo de carga autónoma ya es una realidad. Qué tanta confianza podría crear un avión autónomo para pasajeros es algo todavía impensable, pero no estará lejano el día que la autonomía de todo tipo de vehículos sea algo cotidiano en este mundo donde la inteligencia artificial está destronando a la propia tecnología tradicional ya no digamos a los humanos. Hace como seis años me tocó ver en un aparador de la Renault en Paris un hermoso automóvil color aperlado con interiores blancos con los asientos dispuestos como en una sala donde todos podrían ir conversando sin que nadie tuviera que preocuparse por manejar. Entré con cierta curiosidad a la agencia en Campos Elíseos y pregunté qué tanto costaba y si había demanda para el auto. Me dijeron que muchas personas estaban interesadas y el precio, si mal no recuerdo, era de alrededor de 300 mil Euros. En ese momento me vino a la cabeza un flashazo del conocido de una amiga en la Ciudad de México en los 80 que tenía un auto verde muy oscuro y cuya marca no recuerdo, que se manejaba solo. Pensé que había un truco, pero me dijo que él con su papá y unos amigos ingenieros habían logrado hacer este auto. Incluso me subí para probarlo dentro del estacionamiento del condominio donde vivía y en efecto se movió solo. No existía Nvidia que se fundó en 1993 y Microsoft era apenas una empresa con cinco años fundada por Bill Gates y Paul Allen en 1975. Quién sabe si los ingenieros que participaron en la creación de ese vehículo autónomo en 1980 hubieran tenido la oportunidad de estar en un país de primer mundo con mayores estímulos, hubieran podido convertirse en grandes creadores de tecnologías de punta. Podría parecer una pregunta ingenua cuestionarnos qué habría pasado de otro modo, pero lo que sí es un hecho es que en este mundo quedarse atrás en el manejo de tecnologías es vivir un tipo de analfabetismo que tanto ha costado combatir. La muestra es que las empresas más fuertes del mundo son precisamente las que manejan este tipo de tecnologías. México requerirá de un gran esfuerzo para que no quede fuera de competencia su población más joven para no vivir en el rezago global. Escuelas y universidades tendrán que acelerar el paso para hacer que las nuevas generaciones entiendan la importancia de tener estos conocimientos y el abandono de la escuela no sea una de las grandes calamidades de nuestro país.