diciembre 14, 2024
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noviembre 12, 2023 | 413 vistas

Catón.-

En inglés se llama un quickie. En español se conoce como «un
rapidito». Es el acto sexual llevado a cabo presurosamente. Esa premura
atenta contra la calidad de tan íntima acción. Para obtener el mayor deleite
del acto del amor éste debe ser moroso, lento, precedido por caricias y
juegos eróticos que pongan a los amantes en el estado de ánimo propicio a
la mutua entrega y los lleve a la plenitud de espíritu y de cuerpo que
ninguna otra experiencia humana puede brindar.

Pienso en aquel fraile goliardo a quien las mujeres apodaban «el padre Incapaz»,
porque las hincaba y ¡pas! Y traigo a colación ahora el caso del joven marido a
quien lo acometió el deseo amatorio en el momento en que debía levantarse para ir
a trabajar. Le propuso a su linda esposa: «Vamos a echarnos un rapidito».
Replicó ella: «¿Acaso sabes de otros?». Moraleja: para comer y para con ge
no hay que correr. Lo que en seguida voy a relatar no es histórico: es verídico.

En tiempos de Abderramán, califa de Córdoba en la España
musulmana, había un excelso cantor cuyo nombre era Ziryáb. Tenía una
voz que acariciaba a la vez el oído y el alma, y un sentimiento que
conmovía a quienes lo escuchaban. Un día deleitó al poderoso señor con
una canción tan bella que Abderramán ordenó al punto que se le dieran 30
mil dinares, extraordinaria suma que bastaba para comprar un palacio. Los
tesoreros recibieron la orden, y el principal entre ellos, Musa, dijo: «Aunque
se nos llame tesoreros del califa somos en verdad tesoreros del pueblo.
Percibimos sus tributos no para dilapidarlos o apoderarnos de ellos, sino
para emplearlos en aquello que sea de verdadera utilidad para la gente.

Ninguno de nosotros querrá que cuando se nos juzgue seamos acusados
de haber tomado 30 mil dinares de la comunidad para darlos a un cantante
por haber regalado al califa una copla». El enviado de Abderramán le llevó la
respuesta de los tesoreros. Todos pensaron que el señor los iba a hacer
ejecutar por desobedecerlo. Se equivocaron. Dijo el califa: «Los tesoreros
tienen razón. Los haré ministros, pues resistieron una orden mía mal dada».
Y de su peculio le dio al cantor la prometida recompensa. De un coronista
árabe español saqué esa anécdota que no requiere de comento, aunque sí
de comparación con los actuales tiempos de nuestro país, donde los dineros
que los contribuyentes pagamos al gobierno, dineros ganados con nuestro
trabajo de cada día, son empleados no en procurar el bien público, sino
para cubrir el oneroso costo de los caprichos de un solo hombre, el
presidente López, que gasta lo que no es suyo en obras enrumbadas al
fracaso y en dádivas para aquéllos que a cambio le darán su voto. Su
sexenio está por terminar, pero con Sheinbaum su poder no acabará.

El doctor Duerf, psiquiatra de prestigio, le dijo a doña Gules, su paciente: «En
las 154 sesiones anteriores hemos trabajado con su subconsciente. A partir
de la próxima semana empezaremos a trabajar con el inconsciente»;.
Declaró doña Gules: «No creo que mi marido quiera venir». Con varios
nombres es conocido el pavo en México: guajolote, pípilo, totol, cócono,
mulito, cholo, concho. El padre Sahagún, relator de las cosas del México
antiguo, escribió que los guajolotes tienen una gran papada que les cuelga
del pico, y la mujer que quiere mal a un hombre porque le hizo algún daño le
da a comer de esa carne «para que ya no pueda armar el miembro gentil».

Lo anterior viene a cuento porque ayer un pavo de granja le dijo a otro: «Es
tiempo de empezar la dieta, hermano. Ya se acerca la temporada en que a
los compañeros gordos se los llevan y no los volvemos a ver». FIN.

MANGANITAS
Por AFA.
» .El invierno será frío.».
Aunque la época invernal
este año sea canija,
no aguantará una cobija
de tequila o de mezcal.

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