A través del cristal de la sala de lactantes la enfermera mostraba la bebita recién nacida a su orgulloso papá, que la miraba feliz en compañía de un compadre “¡Mire, compadre! -decía emocionado el feliz padre-. ¡Qué carita tan preciosa, qué manitas, qué ojitos tan vivarachos! ¡Y mire las pompitas, qué lindas!”. “Sí -confirma el compadre emocionado-. Ahora dígale que se acerque más, para ver a la bebita”…. Están dos ejecutivos platicando. Dice uno al otro: “Mi nueva secretaria me recuerda mucho a mi esposa”. “¿Se parece a ella? -inquiere el otro-. “No -explica el primero-. Cada vez que la invito a salir me dice: ‘Recuerde que tiene esposa’“… Doña Macalota, señora robusta y mal encarada, acababa de llegar de un viaje a los Estados Unidos. Declaró con orgullo: “Vengo de Buffalo”. Inquiere un ceremonioso borrachín: “¿Por parte de padre o de madre, mi estimada?”… Se acerca ya la temporada en que nuestros paisanos que trabajan en Estados Unidos vendrán a México a celebrar las fiestas de Navidad y fin de año. Aunque parezca demasiado anticipado no está de más hacer algunas reflexiones a fin de que las autoridades correspondientes atiendan mis recomendaciones, que hago sin costo alguno para la República. El viaje de los migrantes suele convertirse en una odisea: el paso de la frontera les toma varias horas, pues aunque los consulados les dan información acerca de los trámites que deben cumplir y la documentación que deben presentar, a veces al cruzar la frontera se les exigen más trámites y otros documentos, lo que origina que en muchas ocasiones los paisanos sean objeto de expoliación en el ingreso a su país. En las aduanas sucede lo mismo. Luego, los viajeros deben enfrentar el acoso de elementos policíacos diversos, a quienes les basta ver a un vehículo con placas de Estados Unidos y pasajeros mexicanos para caer sobre estos y hostigarlos a fin de sacarles dinero. Para colmo, muchos son víctimas del crimen organizado. Esos paisanos nuestros benefician mucho a México. Se les debe tratar bien, y no volverlos presa de la corrupción y la inseguridad. Esperemos que las dependencias que tienen que ver con su internación y su ulterior regreso actúen de manera que evite que algunos malos mexicanos conviertan en un calvario el viaje de los migrantes… El vecino le dio una mala noticia a la señora: “A su esposo lo atropelló una aplanadora”. “¡Cielo santo! -se consterna ella-. ¿A dónde lo llevaron?”. Responde el vecino. “Está en el Hospital Civil, cuartos 110, 111 y 112”… Iba el trailero por la carretera y un gorrioncito se estrelló en el parabrisas de su enorme vehículo. El hombre, compasivo, se detuvo y recogió al pajarillo. Grande fue su alegría cuando vio que sólo estaba privado de sentido. Lo llevó a su casa, lo puso en una jaulita y colocó la jaula junto a una lámpara a fin de que con su calor la avecilla se reanimara. En efecto, horas después volvió en sí el gorrioncito. Paseó la vista a su alrededor, miró los alambres de la jaula y exclamó lleno de aflicción: “¡Estoy tras las rejas, en la cárcel! ¡Seguramente con el tzingadazo destrocé el tráiler y se mató el pobre trailero!”… El marido llega con un amigo a la casa. Llama a su curvilínea, atractiva y exuberante esposa y le dice: “Rosibel, quiero pedirte un favor muy especial. Quítate la ropa delante de mi amigo”. “¡Pero, Leovigildo! -se asombra ella-. ¿Por qué me pides eso?”, “Es que quiero que el imbécil te vea bien -explica él-, para que ya no ande diciendo que me casé contigo por tu dinero”… Les cuenta Rosibel a sus amigas: “Ya conseguí trabajo”. “¡Qué bueno! -se alegran ellas-. ¿En qué consiste tu trabajo?”. “Es de planta -explica Rosibel-. Todos los días me dan una regadita”… (No le entendí) … FIN.
MANGANITAS
Por AFA
“… Empresas mexicanas enfrentan la competencia extranjera…”.
Son noticias excelentes
las que hablan de esa presencia:
por no tener competencia
se hicieron incompetentes