diciembre 14, 2024
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Melitón Guevara Castillo

Trabajo y salario

julio 4, 2024 | 166 vistas

Melitón Guevara Castillo

 

Una de las tareas, básicas, de todo gobierno es crear las condiciones para que la población en general pueda tener un ingreso básico, suficiente para cubrir sus necesidades básicas. Así, en este contexto, es como todos en un momento dado buscamos un empleo. Y la cuestión, al menos en Victoria, es conseguirlo. Por un lado, en las ferias del empleo que organiza el Gobierno nos enteramos de cómo los jóvenes batallan para emplearse; en tanto que, en otros niveles, hay hasta quejas porque se carecen de elementos para realizar determinados trabajos.

Cuando se habla de empleo y de salario, forzosamente, se emplean conceptos neoliberales para dar un contexto. Así, por ejemplo, hace días se publicó en un medio nacional que, para cubrir los gastos, en la CDMX requiere un ingreso de 29 mil, 500 pesos y en Monterrey hasta 23 mil, 500 pesos. Claro, aun hay que recurrir a otros conceptos, como el de clase social a la pertenencia, puesto que en Victoria unos se conformen con ocho o diez mil pesos. Y los obreros, cuatro mil pesos.

 

DESEMPLEO

Una de las cosas que más me sorprende de lo que está sucediendo es la pérdida de los empleos. En mi caso muy personal, ya no me peleo por un empleo, pero en mi contexto con amigos, con miembros de mi generación, me entero de cosas que además de sorprenderme, me causa preocupación, anoto los siguientes casos:

  1. El lunes pasado un amigo, más o menos de mi generación, licenciado en derecho, experto en cuestiones laborales y recién titulado como Doctor en Derechos Humanos se quedó sin trabajo. Laboraba en una dependencia del actual Gobierno del Estado. Imagino, eso quiero pensar, que fue víctima de un recorte de la pobreza franciscana en la entidad.
  2. Hará cosa de un mes, una compañera de la preparatoria me llamó por teléfono. El caso fue el siguiente: su hija, después de vivir 23 años en la CDMX, se regresa a la Capital tamaulipeca y lo hace, entiéndase, sin una chamba. La petición expresa y concreta fue: si sabes de un trabajo, ahí te encargo. La verdad, en mi condición, difícil darme cuenta.
  3. Hace dos días tratando de localizar a una compañera, también abogada y que trabaja en el Gobierno estatal, me puse a revisar la base de datos del directorio de la dependencia estatal donde trabaja: me espanté al ver que hay muchas vacantes. Y las hay por una sencilla razón: se jubila, renuncia o lo despiden, y la plaza no se cubre. De nueva cuenta, quiero pensar, es por la pobreza franciscana… que, a como van las cosas, van a ser más intensas en los próximos años.

 

FERIAS DEL EMPLEO

En el caso de Victoria, la capital, las fuentes de empleo se reducen en buena parte al Gobierno estatal, a las delegaciones federales, como a la universidad y al gobierno municipal. La cuestión es que, no todos, pueden trabajar en esas áreas. Y el contexto es que hay desempleo y hay, por otra parte, algunas ofertas de empleo. Ahí es donde entran las famosas ferias que organiza el Gobierno. Y el caso es que, en la última, se detectó que son jóvenes de 20 a 39 años los que buscan empleo, con la pretensión de un sueldo promedio de siete a diez mil pesos mensuales.

¿Por qué no hay empleo? Una razón puede ser la vocación económica de la ciudad: son los servicios, la burocracia y el comercio, las empresas que existen no tienen vacantes para áreas administrativas, hagan de cuenta, que solo para maquiladoras, así que buena parte de los egresados de las escuelas de educación superior no encuentran acomodo. Bueno, la Fiscalía General de Justicia sí tiene vacantes, solo 72 y ofrece un salario hasta de 31 mil pesos. Hay, incluso, otro detalle: la Cámara de la Industria de la Transformación, por ejemplo, se queja de que no hay albañiles en la Ciudad… ¿será posible?

 

NIVELES DE INGRESOS

Hay una realidad incuestionable: la división de la sociedad por clases sociales arroja una disparidad tremenda. Por un lado, la clase baja se integra por el 56.6 por ciento de la población mexicana; la media cubre el 42.2 por ciento y solo el 1.2 es parte de la clase alta. Y los ingresos, de acuerdo al Inegi, son los siguientes: la alta gana más de cien mil pesos al mes; la media, en promedio de 30 a 40 mil pesos; en tanto que la baja, muy baja, solo cuatro mil pesos. Obvio, la disparidad es tremenda y, de esta manera, difícil que la clase baja se mueva a la clase media… a como están las cosas, es más fácil que miembros de la clase media en un periodo corto sean parte de la clase baja.

¿Dónde está el problema? Obvio, en el nivel de ingresos. Pero, hay un círculo vicioso: un pobre que no puede estudiar, no puede optar a mejores empleos y por lo tanto mejor salario. Y, por otra parte, está la cuestión de los empleos: cada vez hay menos, que derivan de la poca inversión, que no genera nuevos empleos, que no genera mejores salarios… Por eso, la pensión universal que da AMLO a la población es un paliativo, sobre todo para los pobres, los que son más fieles y fortalecen con su voto a Morena.

 

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