septiembre 29, 2024
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Claudia Vázquez Andrade

Tras la derrota…

junio 13, 2024 | 199 vistas

Por: Claudia Vázquez

Tras la derrota…

Renovarse o morir, es una frase que se utilizó en el año 2000 para significar el futuro del Partido Revolucionario Institucional (PRI), tras el triunfo de Vicente Fox, que llegó a la presidencia del país con las siglas del PAN, convirtiéndose en la primera alternancia presidencial.

Y el PRI de alguna manera se mantuvo en el escenario nacional, con caídas y levantones, pero finalmente se recuperó porque regresó a los “pinos” con Enrique Peña Nieto, sin embargo, volvió a caer, y en la elección del pasado dos de junio, tocó fondo, pues quedó en la cuarta posición como fuerza política a nivel nacional.

La situación del tricolor es crítica porque está “agonizando”, y lo peor de todo, es que la dirigencia nacional no ha entendido que el instituto necesita una renovación, transformarse, volver a su origen, presentar al electorado rostros nuevos, frescos, sin historial negro.

Pero en lugar de todo ello, se niega a renunciar, a dejar la dirigencia en manos de otra persona con mejor aceptación de propios y extraños.

“Alito” Moreno, y el resto de los dirigentes estatales, como es el caso de Tamaulipas, privilegiaron el bien propio ocupando posiciones plurinominales, antes de ubicar en esos espacios a militantes jóvenes, con trayectoria y expedientes limpios, con miras a repuntar en los comicios por venir.

En fin, el otrora poderoso PRI está al punto de la extinción, y quizás, lo más sano sería enterrarlo con toda su historia y renacerlo con otras siglas.

La vieja guardia, los priístas de hueso colorado, aquellos que han antepuesto su ideología al interés personal, tienen la obligación moral de tomar la gran decisión y transformar al partido, orientar y guiar con toda su experiencia a las nuevas generaciones de políticos que logre afiliar, y esa cartera será la nueva oferta electoral.

Al final de cuentas, se tendrá que reconocer que el PRI es el creador de todas las instituciones que hoy se tienen, porque se le puede acusar de todo, menos, de no saber gobernar.

Hay que recordar que todo comienzo viene precisamente de un final…

LA ÚLTIMA.

La danza de los números, la confusión en las declaraciones, vaya, hasta las verdades a medias son comunes dentro de la función pública, de ahí que el ciudadano común de pronto no entienda que sucede realmente en algunos temas.

Es el caso de la llamada crisis hídrica en Tamaulipas, en donde se dijo que la solución eminente es la desalinización del agua del mar, al punto que un grupo de empresarios del sur se interesaron en invertir en una planta de esta naturaleza, e incluso, el mismo gobernador le dio luz verde a la alternativa.

Sin embargo, para el secretario de Recursos Hidráulicos, del Estado, Raúl Quiroga, la falta de un proyecto para solucionar el problema en el corto plazo, del mismo gobierno y la iniciativa privada, hace inviable algunas alternativas, como la misma instalación de plantas desalinizadoras.

¿Entonces, cual es la solución?

Igual sucede con el caso de la Comapa-Victoria, en donde hace algún par de semanas, el gerente Eliseo García, daba a conocer que requerían dos millones de pesos para solucionar 600 fugas que tenían detectadas en la capital tamaulipeca.

Pero resulta, que, a consideración del mismo Raúl Quiroga, se necesita al menos mil millones de pesos para solucionar las incontables fugas que presenta la red hidráulica y que desperdicia el 50 por ciento del agua que fluye por la vetusta tubería.

La verdad es que la situación de falta de agua es grave en todo el país, y en Tamaulipas no es distinto, por lo cual se requieren acciones inmediatas antes de que nos quedemos sin agua.

Apostarle al bombardeo de nubes, claro que es bueno. Esperar a que nos impacte un huracán, es una esperanza, orar para ser escuchados y bendecidos con la lluvia, claro que es sano, pero se tiene que ir más allá, a proyectos claros y viables sin importar el precio.

El acceso al agua es un derecho humano, y si han distraído recursos para proyectos banales, bien pueden destinar recursos para garantizar el agua, que es fuente de vida.

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