noviembre 24, 2024
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Tres güevos

abril 2, 2024 | 271 vistas

Catón

 

Un sujeto comentó en el Bar Ahúnda: «Siempre llego a mi casa a las 11 y pico de la noche». La sugirió uno de sus compañeros de mesa: «Procura llegar antes, porque he sabido que tu compadre Pitorro llega a tu casa a las 9 y pica». A don Feblicio le extrajeron el apéndice. Tras de la intervención habló con el cirujano. «Doctor: después de la operación ¿podré volver a follar?». «Claro que sí» -sonrió el facultativo. «Qué bueno -se alegró el añoso señor-. Porque antes ya no podía». Babalucas regresó de un viaje a Suiza. Alguien le preguntó: «¿Tuviste ocasión de contemplar el majestuoso paisaje alpino?». Respondió el badulaque: «No pude verlo. Había demasiadas montañas». «Como si fuera un calcetín». Canción de rompe y rasga es ésa, popularizada por Astrid Hadad. Yo la oí por primera vez en labios de Jorge Martínez Herrera, amigo inolvidable que conocía la letra y la música de la vida. Dolora y reproche al mismo tiempo, dicha tonada arrabalera es queja de quien sufre indiferencias y desdén. En igual forma, como si fuera un calcetín, trata el soberbio Trump a López Obrador, quien abdicó de su dignidad, y puso en entredicho la de nuestro país, al mostrarse sumiso y obsequioso frente al inmoral magnate. Ahora el anuncio que hace éste en el sentido de que no dará ni 10 centavos a México, después de que AMLO pidió 20 mil millones de dólares a Estados Unidos para atender el creciente problema de la migración, es palpable muestra de desprecio a aquel que en repetidas ocasiones se le sometió. No ha respondido López a la insolente declaración del barbaján. Ante sus farfantonadas ha callado, medroso y encogido, cuando tan boquiflojo es para agraviar a los mexicanos que le señalan sus errores. A ellos AMLO les lanza rayos y centellas como si fuera Júpiter, y Trump lo trata a él como si fuera un calcetín. Qué pena. El padre Arsilio amonestaba a Loretela, dadivosa mujer que a ningún hombre negaba nunca el agua de su fuente, malaventura que sufrió el gran trovero yucateco don Pastor Cervera. Le afeó don Arsilio a la alegrosa chica: «Te acuestas con el primer hombre que ves». «Señor cura -adujo ella-. No hago más que imitar la conducta de nuestra madre Eva». Empédocles Etílez, ebrio consuetudinario, le hizo una formal promesa a su abnegada esposa: «No volveré a beber, Gemilia. A partir de mañana seré otro hombre». Al día siguiente, sin embargo, llegó en horas de la madrugada más borracho que Noé cuando descubrió el vino, que tanto bien y tanto mal hace al humano género. Manteniendo el equilibrio a duras penas el temulento le informó a su mujer. «Con la novedad, viejita, de que al otro hombre también le gusta la peda». (Eso de «la peda» es variante mexicana de la palabra «pea», que la docta casa, o sea la Academia de la Lengua, define como borrachera o embriaguez). Pepetl es el antecesor azteca de Pepito. En el calmecac -escuela- el maestro les dictaba a los alumnos, que con martillo y punzón grababan el dictado en piedra. Les dictó: «Moctezuma es nuestro emperador». Pepetl grabó la efigie del soberano. Continuó el maestro: «Posee grandes riquezas». Pepetl puso en la piedra imágenes de joyas, oro, jade, pedrería y plumas de quetzal. Añadió el profesor: «Es hombre valiente». Pepetl levantó la mano. «Maestro -preguntó-. ‘Hombre valiente’ ¿se escribe con tres güevos o con cuatro?». FIN.

 

 

MANGANITAS

Por AFA.

 

«. Asesinatos políticos.».

Con tanto crimen que aterra

no está fuera de lugar

que vayamos a votar

dentro de un tanque de guerra.

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