Mauricio Zapata
El 2024 fue un año atípico, tanto en lo político como en lo social y, desde luego, en cuanto a lo natural se refiere.
Y en Tamaulipas pasó de todo.
LO BUENO.- Se lograron consolidar algunos programas y el estilo de gobierno, además de que se impulsaron nuevas acciones, que si bien no terminan por concretarse, de alguna manera han surtido efectos positivos entre la población. Aunado a ello, se establecieron mecanismos para poner en marcha proyectos importantes en distintas ciudades del estado, principalmente en Victoria, ciudad a la que le urge una inyección tanto económica como de desarrollo que carece desde hace muchos años, tal es el caso del “Puerto Seco” y la “Ciudad Judicial”.
Entre otras cosas buenas que sucedieron fue la llegada de la tormenta “Alberto”, que vino a aliviar el problema de desabasto de agua en muchas regiones del estado.
LO MALO.- Todo lo que ha pasado en torno a la naturaleza. Primero el estiaje, es decir, los bajos niveles del agua que provocaron los tandeos en Victoria (mal hechos y planeados, por cierto), así como el abuso de las autoridades por ese tema durante los primeros seis meses. Fue un verdadero dolor de cabeza la falta de agua. El asunto de los pleitos políticos que no terminan por solucionarse y que, a falta de asesores con experiencia, no han podido dar respuesta satisfactoria. Fueron muchos los desencuentros. Y es que no todas las soluciones fueron satisfactorias.
LO FEO.- El tema electoral. Fue un año intenso, de mucha actividad política. Fue un activismo electoral fuera de serie en donde se vio de todo, es decir, más que un proceso eleccionario, fue una guerra política con patadas debajo de la mesa, con resultados, al menos en lo local, que la gente sigue sin entender, y sobre todo, que no todos quedaron satisfechos con los resultados por lo increíble, en muchos de los casos, que se dieron ante una campaña plagada de irregularidades, derroche de dinero y con una intervención federal a la antigüita.
Desde luego, que parte de lo feo fueron las desgracias que se dieron durante todo el año, que marcará al 2024 como un lapso poco visto en las últimas tres décadas.
Ese fue el 2024, un año –insisto- atípico, que está por terminar.
EN CINCO PALABRAS.- Ya le quedan pocas horas.
PUNTO FINAL.- “No se trata de saber en qué país vives sino de cuánto le entiendes a lo que pasa en el país que vives”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata