En franca decadencia va el Congreso de Tamaulipas, porque pese a ser uno de los tres poderes constitucionales, cual más, cual menos, le falta al respeto y le pasa por encima a su investidura.
Ahí están los casos del Fiscal General del Estado, El Fiscal Anticorrupción, y el más destacable, del Auditor Superior del Estado, el ingeniero mecánico Jorge Espino Ascanio, quien pese a que autoridades superiores confirmaron su dependencia del poder legislativo, los ha ignorado cuantas veces ha querido, haciéndolos ver en su justa dimensión.
Para nadie es un secreto el desencuentro que viven los diputados locales morenistas y Espino Ascanio, a raíz de su negativa a presentar los expedientes de 42 cuentas públicas que pretende revisar la comisión correspondiente.
Y el problema estiba, en que, el auditor superior del Estado avaló la aprobación por la vía fast-track de dichas cuentas, presumiendo que por el número de documentos y el tiempo registrado, habría sido imposible revisarlas de manera minuciosa, de ahí la percepción de que fue un acto irregular y proteccionista a los ex funcionarios cabecistas, incluido el mismo ex mandatario estatal, Francisco García Cabeza de Vaca.
La resistencia del ingeniero Espino ha persistido hasta hoy, pero además, pese a que fue sancionado de manera económica por su desacato, tampoco ha hecho los pagos correspondientes, sin tener mayores consecuencias.
En pocas palabras, Jorge Espino Ascanio ha pasado sobre la autoridad que representa el poder legislativo, además del respeto que debe a los diputados considerando la ascendencia que tienen sobre él, dada la dependencia laboral.
La verdad es que el Congreso de Tamaulipas raras veces ha destacado por trabajos en favor de los Tamaulipecos, y se podría decir que las últimas dos legislaturas han sido las peores, pero ésta, la número 65, es la más gris, tan falta de oficio político, vaya se ha visto tan “chiquita”, tan falta de poder.
Le verdad, es que atrás quedaron los tiempos de los políticos maestros del oficio, los que hacían valer no solo el poder de un presidente de la junta de coordinación política, hoy llamada Junta de Gobierno, sino de un liderazgo real, el cual se ejercía y ejecutaba a cabalidad.
Pero es lo que tenemos… no se puede pedir lo que no se tiene, lo que no hay… y el Congreso de Tamaulipas en esta legislatura está empequeñecido, y todo porque quienes ostentan el poder no han sabido que hacer con él, y los opositores con experiencia se han limitado a responder a interés ajenos, a llevar “agua a su molino”.
LA ÚLTIMA
El magisterio de Tamaulipas estuvo de fiesta, pues su dirigente estatal, el profesor Arnulfo Rodríguez Treviño cumplió un año más de vida, 76 para ser exactos, y ese fue el motivo para congregarse en torno a él y festejarlo en el Polyforum de ciudad Victoria.
Cualquier cantidad de maestros venidos de todos los municipios del Estado, asistieron al festejo, al cual habrá que decir, también acudieron las autoridades educativas, y hasta un representante del líder nacional del SNTE. Alfonso Cepeda Salas.
Claro que el cumpleaños fue llevado al terreno político y se especuló un “destape” del llamado “político”, sin embargo, el neolaredense fue claro al señalar que no había tal intención.
Que la fiesta fue solo para convivir y que continuaría centrado en su responsabilidad como representante de los maestros.
En pocas palabras, no le interesa participar en la contienda del 2024. Y pensar que un día quiso ser senador.
En fin, el punto es que el maestro Arnulfo Rodríguez fue festejado por sus agremiados por un año más de vida, no fueron pocos los oradores que reconocieron su trayectoria, y por ende su experiencia en las lides sindicales.
La verdad es que el profesor Arnulfo Rodríguez Treviño ha tenido siempre muchos maestros seguidores de su trabajo, y aunque en los últimos años muy pocos recordaban su cumpleaños, en esta ocasión aprovecharon para reunirse de nueva cuenta con él, y desearle larga vida.
Muy seguramente el hombre oriundo de Villagrán ha de haber aprovechado la presencia de la secretaria Lucía Aimé Castillo Pastor para rescatar algunos de los logros que dijo se perdieron después del 2012.
Bueno, pues eso es parte del arte de la política… y Arnulfo Rodríguez Treviño… ¡es un maestro!