La mirada de la secretaria estaba fija en una hoja color verde
Cuando alguien se acercaba a preguntarle algo, nunca se fijaba en quien lo hacía, seguía en su actividad, que era poner unos nombres.
Eran las 8:00 de la mañana. En la sala de urgencia de la clínica local del Issste había cinco personas esperando atención.
El doctor de guardia había salido a las 7:00 de la mañana, el que le sigue tiene un horario a partir de las 9:00. Nadie ha previsto que entre esas dos horas puede llegar alguien muriéndose.
Pero como buenos mexicanos, se llega a las 9:10, total, siempre nos dan 10 minutos de tolerancia y se trata de una dependencia pública, la mentalidad del burócrata es no regalarles absolutamente nada a las instituciones.
Del checador al consultorio de urgencias es un pasillo largo, muy largo en donde uno se puede encontrar de todo, sobre todo a los camaradas si trabaja ahí. Lo cual indica que un saludo y una breve charla son indispensables.
Así que, para llegar a su lugar de trabajo, el médico tarda otros 10 minutos.
Los derechohabientes el único derecho que tienen es a aguantarse, porque si reclaman, les va peor, es decir, si usted le dice algo a esa secretaria que no se atreve a verlo a los ojos, entonces le retrasa su cita o su turno.
“Oiga, ¿a qué hora empezarán a atender?, traigo un fuerte dolor y no aguanto”, le dice un paciente a esa secretaria. “Espere, ya viene la doctora, anda arreglando un asunto en Recursos Humanos”.
Total, después de una hora de espera, es atendido el paciente, que espero sin chistar, en asientos incómodos, sin aire, con una tele apagada, sin poder probar bocado porque en la sala de espera está prohibido. En las oficinas no, allí sí pueden comer.
La atención en el Issste sigue deficiente. Sigue igual que hace 50 años con el PRI, los 12 con el PAN y los seis con la 4T.
Es por culpa de los empleados.
Es por culpa de los jefes directos que tienen otras prioridades.
Es por culpa de altos directivos que son solo aves de paso.
Esperemos que ahora sí, en un mes las cosas cambien, y seamos mejor que Dinamarca. Y todo eso, hasta los televisores, sean modernos.
EN CINCO PALABRAS.- Fantasías que muchos se creen.
PUNTO FINAL.- “La historia no es más que un boletín oficial de una dependencia del gobierno”: Cirilo Stofenmacher.
X: @Mauri_Zapata