El mundo se cae a pedazos por el odio y la avaricia desmedida.
Gente muere a causa de ello y no solo en las guerras, hay personas siendo privadas de su libertad y perdiendo la vida solo por alimentar la venta y tráfico de órganos, drogas, trata de personas, entre otros etcéteras.
Condenamos el odio y la deshumanización, pero en nuestro reducido entorno inmediato devoramos a nuestro «amigo», compañero, familiar, con críticas destructivas con chismes que destruyen honras o causan problemas.
Nos asombramos de lo sucedido en otros países, sin embargo, en nuestro entorno inmediato vamos generando odios y ataques con nuestra habla y acciones.
Todo inicia por pequeñas cosas, la falta de principios, de valores, de humanidad real no solo la que se dice en redes o con puras palabras en una conversación.
¡No odies!
¡No critiques!¡No envidies!
¡No comentes chismes!
¡No causes dolor a otros!
¡No seas indiferente al sufrimiento ajeno!
¡Ocúpate en tu propia vida y enfócate en mejorarla!
Porque a medida que lo hagamos y lo inculquemos a nuestros hijos será más real que nos preocupa y duele la situación mundial y más positiva nuestra aportación y contribución a la paz mundial.
Nuestros representantes en los diferentes niveles de la administración pública harían bien en considerar la disminución de la violencia como forma de resolver sus conflictos y diferencias políticas y de opinión.
Muchos de los Diputados de esta legislatura ha dejado mucho que desear en cuestión de oficio político, de trabajo en conjunto, de recordar que su responsabilidad y ética debe ir más allá de dimes y diretes, agresiones, ofensas, burlas, actos incluso vandálicos contra el recinto que debe representar el mayor respeto por la ley y sus gestores.
Deben ser ejemplo para el ciudadano común en este aspecto.
Sigue siendo una guerra campal de partidos contra partidos más allá de establecer un orden y hacer su trabajo para beneficio de todos los tamaulipecos.
Un cordial saludo desde El AVERNO.